Virgen de Lujan

La iglesia católica es una iglesia en la cual se pueden observar cientos de Santos y Vírgenes que logran atraer a una inmensa cantidad de personas a la iglesia, puesto que estos santos han logrado concebirle diferentes milagros a personas creyentes de diferentes lugares del mundo, ya que ellos se enfocan en brindarle socorro a aquellos que más lo necesitan, lo que hace que las personas en agradecimiento acudan a la iglesia a visitar las imágenes de estos Santos o Vírgenes, llevándoles ofrendas y algún pequeño presente, pero la Virgen de Lujan es una de las que logra atraer mayor cantidad de feligreses a la iglesia.

Historia y Origen de la Virgen de Lujan

La Virgen de Lujan es una de las más reconocidas advocaciones marianas en el mundo, puesto que la misma es conocida como la Patrona de diversos países como lo son Argentina, Paraguay y también Uruguay.

El origen de esta Virgen es realmente interesante, puesto que la misma era conocida originalmente por estar hecha en una imagen pequeña y realmente sencilla que solamente contaba con 38 centímetros de altura. Esta hermosa pero a la vez simple imagen de la Virgen de Lujan estaba hecha en arcilla cocida y era la imagen representativa de la Inmaculada Concepción, pero con ella también se pueden admirar diferentes hechos que la acompañaron, ya que la imagen se encontraba de manera permanente en las cercanías del Río Lujan durante el siglo XVII, por lo que fue conocida e interpretada como providencia de los fieles católicos.

Virgen de Lujan

Virgen de Lujan historia

Sin embargo, el origen de la historia de la Virgen de Lujan nos hace retroceder un poco en el tiempo hasta llegar al año 1630, puesto que la historia relata que Antonio Farías Sáa quien era un hacendado portugués radicado en la localidad de Sumampa, provincia de Santiago del Estero en Argentina, decidió erigir en su estancia una hermosa capilla en honor a la Virgen, razón por la cual solicito a un compatriota que residía en Brasil que le enviara la imagen de la Inmaculada Concepción de María.

Fue entonces cuando su amigo le envío dos imágenes de la Virgen para que él pudiese elegir la que más le gustara y en el mes de mayo del mismo año, ambas imágenes llegaron al puerto de Buenos Aires desde San Pablo, las cuales se encontraban en dos cajones que fueron acondicionados para su transporte, por lo que luego fueron colocadas en una carreta y después de tres días de viaje, la caravana en la cual venían logró incorporarse, haciendo un alto a 5 leguas en la conocida y actual ciudad de Lujan, específicamente en el paraje de Zelaya. Después de la pausa, se continúo con el viaje, pero se toparon con la sorpresa de que los bueyes no podían mover la carreta, hasta que luego de intentos fallidos, decidieron bajar uno de los cajones, lo que les permitió a los bueyes continuar.

Virgen de Lujan origen

Cuando la intriga llenó a quienes bajaron el cajón decidieron abrirlo y en el interior del mismo se encontraba una pequeña imagen de la virgen, tan pequeña que tan solo contaba con 38 centímetros de altura. Cuando los creyentes vieron la imagen, decidieron entregarla a Don Rosendo de Trigueros para que la custodiara, quien era el dueño de la casa ubicada en Zelaya, del Partido del Pilar, donde actualmente se encuentra el santuario; mientras que la segunda imagen que constaba de María con el Niño en sus brazos, logro llegar a su destino.

Oración a la Virgen de Lujan

Oh Inmaculada Virgen María!
Que habéis querido ser venerada por los fieles
bajo el título de Nuestra Señora de Lujan,
manifestando en la imagen que os está dedicada
en aquel pueblo, vuestro poder,
vuestro amor y vuestra gloria; tened compasión
de nosotros y líbranos de tantos males como nos rodean.

Haced que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros mayores;
conservad a la mujer cristiana en la práctica santa de la religión;
preservad a la niñez y a la juventud de los peligros del vicio; iluminad a los que gobiernan.
Apartad de nosotros toda peste; fecundad con lluvias oportunas
nuestros campos; bendecid sus frutos, haciéndolos saludables.

Convertid, Virgen piadosísima, a los pecadores, que atraen sobre las naciones los castigos del cielo.

Escuchad ¡Oh Madre de Clemencia!, el amor que de toda la República llega hasta vuestro glorioso Santuario y colmadnos a todos de vuestras maternales bendiciones.

Amén.


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