Muchas veces nos preguntamos si hacemos las cosas bien, tratamos de seguir los mandamientos de Dios y compartir con los más necesitados lo que tenemos, todo esto está muy bien hecho, pero no es suficiente. Existe mucha carencia y también mucha indiferencia.
No se trata solo de dar comida o unos cuantos trapos para menguar el frio, se trata también de evangelizar, de llevar la Palabra de Dios a todas partes. Esta segunda estación del Vía crucis, vemos a nuestro Maestro sufrir todas las injusticias más crueles y el sin protestar sigue obediente el mandato de su Padre, siempre dando mas y mas, por amor a nosotros, pidámosle a Él, nos ayude a seguir su gran ejemplo.
A continuación la Segunda Estación del Vía crucis, Jesús carga con la Cruz:
V- Te adoramos Oh Cristo y te bendecimos,
R- Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo.
Consideración:
Pilato no tuvo otra opción sino entregarlo para que lo crucificaran. Entonces tomaron a Jesús y cargando el mismo con esa pesada cruz, salió rumbo al sitio conocido como la Calavera.
Vemos como Pilato entrega a Jesús en las manos pecadoras de los guardias y sacerdotes. Ponen los soldados sobre la espalda de Jesús, un manto púrpura y en su cabeza una corona de ramas que atravesaban con filosas espinas su frente. Se burlaban de él y lo ultrajaron, lo flagelaban y torturaban.
Ya al amanecer lo obligan a cargar un pesado madero sobre sus hombros, llevándolo por todo aquel lugar como muestra fiel de cómo terminan allí, todos los malhechores. Jesús para ellos era uno más de estos.
Mi buen Jesús,
Ayúdame a llevar tu palabra siempre conmigo,
A no acobardarse,
A ser tu luz ante los demás,
Quiero ser santo, te necesito y te acepto,
En toda mi vida,
Y cuando ya mi cuerpo muera,
Permite que mi espíritu se eleve a tu presencia santa.
Amén.
En unión con todos los presentes, culminamos esta segunda estación rezando un Padre Nuestro en busca de nuestro perdón.
