¿Cuál es el salmo 90?
1 Oración de Moisés, hombre de Dios.
Señor, tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones.
2 Antes que fueran engendradas las montañas,
antes que nacieran la tierra y el mundo,
desde siempre y para siempre, tú eres Dios.
3 Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos».
4 Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
5 Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
6 por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.
7 ¡Estamos consumidos por tu ira
y consternados por tu indignación!
8 Pusiste nuestras culpas delante de tus ojos,
y nuestros secretos a la luz de tu mirada.
9 Nuestros días transcurren bajo el peso de tu enojo,
y nuestros años se acaban como un suspiro.
10 Nuestra vida dura apenas setenta años,
y ochenta, si tenemos más vigor:
en su mayor parte son fatiga y miseria,
porque pasan pronto, y nosotros nos vamos.
11 ¿Quién puede conocer la violencia de tu enojo
y ver el fondo de tu indignación?
12 Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
13 ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…?
Ten compasión de tus servidores.
14 Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
15 Alégranos por los días en que nos afligiste,
por los años en que soportamos la desgracia.
16 Que tu obra se manifieste a tus servidores,
y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
17 Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos.
La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre
El salmo 90 habla de dos temas distintos, por un lado compara la eternidad de Dios con la corta vida del hombre, mientras que por otra parte menciona a Israel como nación y pide por ella. Esta oración también se conoce como la «Fugacidad de la vida humana» o «Meditación sobre la vida humana». El estilo es hermoso y llamativo, el autor según el título, es Moisés, quien es conocido como varón de Dios. Sin embargo algunos piensas que David pudo haber escrito este salmo y es puesto en boca de Moisés por la ficción. Además existen algunos versículos que confunden la fecha de su composición y ciertos críticos aluden a que es de redacción múltiple.
Se dividen en dos grandes partes, con 17 versículos. Moisés clama a Dios como único ser eterno (ver. 1) «oh Señor tu eres de generación en generación», es el creador y el consolador. El poeta empieza con la grandeza del Padre Celestial y su inmortalidad, quien considera mil años como un día. Frente a toda esa gloria se encuentra entonces la insignificancia del hombre, quien no está en el cielo con Dios sino en la tierra, y además está lleno de pecados. Tras el tercer versículo, el salmista teme a la ira de Dios, que puede despertarse con la naturaleza pecadora de los hombres y pide a Yahvé por redención y sabiduría para llevar nuestra fugaz vida según los designios del Señor, y que así prosperen las obras de nuestras manos, por su misericordia, gloria y bondad.
Por las faltas, las vidas humanas pasan de manera penosa y rápida con una constante turbación. Sin embargo no nos dejamos llevar por la pena de la triste existencia, siempre mantenemos la confianza en Dios, ignorando totalmente el dolor pues la fuerza del Señor es demasiado elevada como para dejarnos vencer por la melancolía.
La segunda parte del Salmo
La segunda parte del salmo 90, lo podemos escoger como ejemplo para ponernos adelante y no dejar que nuestros proyectos se caigan, pues las obras que pretendamos emprender las tenemos que poner siempre ante Yahvé y pedir constantemente por la prosperidad de nuestras vidas. Aunque este es otro punto de vista el salmo originalmente se refiere a la comunidad de Israel como tal. Es que antes en la oración se veía la relación de cualquier humano con el altísimo pero ahora se compara solo con los nacidos en Jerusalém.
El tono cambia a un toque más pasivo pues el filtro de un Dios lejano desaparece y viene convertido en el Padre que siempre está presente para ayudar a su pueblo ante cualquier calamidad. Aquí es cuando comienza la suplica, el salmista habla directamente con Dios, se desespera porque la sociedad a sufrido una humillación y un daño muy doloroso, y no soporta ver como es que su Señor se ha perdido, se pregunta cuándo terminará tanto sufrimiento.
No se sabe exactamente en que época de aflicción se enfoca el poeta pero se sabe que durante años estuvo muy mal y ahora le toca una recompensa por mantenerse fiel a Dios y recibir una descarga de felicidad. A cambio del trabajo duro que realiza el pueblo el salmista espera que sus esfuerzos tengan algún fruto gracias a la benevolencia de Yahvé.