¿Cuál es el salmo 56?
1 Del maestro de coro. Según la melodía de «La paloma de los dioses lejanos». De David. Mictán. Cuando los filisteos se apoderaron de él en Gat.
2 Ten piedad de mí, Señor, porque me asedian,
todo el día me combaten y me oprimen:
3 mis enemigos me asedian sin cesar,
son muchos los que combaten contra mí.
4 Cuando me asalta el temor,
yo pongo mi confianza en ti, Dios Altísimo;
5 confío en Dios y alabo su Palabra,
confío en él y ya no temo:
¿qué puede hacerme un simple mortal?
6 Me afligen constantemente con sus palabras,
sólo piensan en hacerme daño;
7 conspiran, se esconden y siguen mis rastros,
esperando la ocasión de quitarme la vida.
8 ¿Podrán librarse a pesar de su maldad?
¡Derriba a esa gente, Dios mío, con tu enojo!
9 Tú has anotado los pasos de mi destierro;
recoge mis lágrimas en tu odre:
¿acaso no está todo registrado en tu Libro?
10 Mis enemigos retrocederán cuando te invoque.
Yo sé muy bien que Dios está de mi parte;
11 confío en Dios y alabo su palabra;
12 confío en él y ya no temo:
¿qué pueden hacerme los hombres?
13 Debo cumplir, Dios mío, los votos que te hice:
te ofreceré sacrificios de alabanza,
14 porque tú libraste mi vida de la muerte
y mis pies de la caída,
para que camine delante de Dios
en la luz de la vida.
Del maestro de coro. Según la melodía de «La paloma de los dioses lejanos». De David
El salmo 56 se muestra como una oración de necesidad promulgada por el salmista David, en cuanto al estado de su vida en donde se encontraba bajo una situación totalmente apremiante porque la opresión por parte de sus angustiadores continuaba en aumento, intentando hacer perder en David ese sentido de dependencia del cielo que por nada del mundo puede desaparecer si nuestras vidas se encuentran cimentadas en la roca.
El salmista comprendía que orar era una necesidad del día lo cual disfrutaba en el tiempo de bendición y abundancia, pero aún más en el momento de las pruebas porque era su momento de atacar de rodillas, ese lugar donde se deben pelear las batallas de la vida para proclamar la bandera de victoria y espera la intervención del rey de reyes quien ha prometido darnos lo que por gracia nos pertenece.
¿Cuáles son los momentos claves del salmo 56?
La oración de rodillas es uno de los actos de adoración más hermosos, porque se da a entender que la dependencia del cielo se hace aún más prominente para vencer las artimañas, sin embargo el Padre eterno no desea que lo hagamos solo en tiempos difíciles, porque su santa palabra expresa que debemos orar sin cesar, es decir en todo tiempo, y esa será una llave que colocará a nuestro favor el poder sobrenatural de DIOS.
En el pasado, este gesto de adoración era más practicado, ya que en los tiempos actuales las personas confían en lo que tienen así como en sus propias fuerzas, elemento que logra limitar el poder de DIOS no porque él no pueda actuar, sino porque a él le interesa que la fe de todos sus hijos continúe colocándose de manifiesto ante una sociedad desvirtuada del diseño de Cristo y de los valores que desea construir en nuestras vidas a través de su santa palabra.
Existen dos momentos fundamentales que narra el salmo 56 en donde el salmista David clama desesperadamente la aparición de la justicia divina a causa de que los angustiadores de su vida continuaban desplegados en su contra para amilanar su fe. El salmista aseguraba que estos individuos se encargaban de conspirar en su contra y de esta manera colocar mayores piedras de tropiezo a su transitar en la tierra, lo que llevó a comprender que en medio de la prueba solo la mano poderosa de DIOS podía actuar de manera sobrenatural en su vida.
El otro momento clave de los versos promulgados en el salmo 56 revela la parte en donde el salmista David comienza a activar cada una de las promesas que DIOS ha dado a sus hijos, por las cuales cada uno de ellos se debe mantener de pie para ver tangiblemente el cumplimiento de cada una de ellas. Todo esto le daba la fuerza, seguridad y confianza necesaria al Salmista para darse cuenta de que el nivel de fe en donde se encontraba su vida podía vencer cualquier artimaña preparada por el enemigo para ser ejecutada por sus angustiadores, quienes fraguaban pensamientos malignos contra cada éxito que se disponía a lograr.
