En la parábola de la oveja perdida Nadie es indiferente al Señor. En esta parábola se ejemplifica lo importante y trascendental que es para Dios cada uno de nosotros, que, siendo una oveja, a él no le importaría nada más que rescatarnos mediante su palabra y su verdad para que después podamos alcanzar la vida eterna en el Reino de los Cielos.
Es así como la misericordia del Señor se hace notar, puesto que se señala en la parábola que el hecho de encontrar a la única oveja perdida alegraría más al hombre que las noventa y nueve que están con él. ¿Por qué? Porque implicaría que uno de sus hijos está volviendo a su padre. Que se está salvando, que está retomando el camino correcto, y nada vale más que eso. Esa intención, esa decisión de redireccionar su vida, sus decisiones, sus valores, sus creencias, su fe y sus más profundas convicciones, hacia Dios, hacia su bondad absoluta y hacia su humildad y misericordia, a través de la cual le perdonaría y le recibiría pues ‘’en el cielo no quieren que se pierda ni tan solo uno de estos pequeñitos’’.
Análisis
Es una lección de vida, pues por ejemplo, los padres han de educar a sus hijos siguiéndolo, como se hace referencia en la parábola del hijo pródigo Lucas 15:11-32, donde un padre tenía dos hijos.
Les repartió las partes de sus bienes que le tocaba a cada uno, y el menor se fue con estos a un país lejano.
Estando allá, los malgastó perdidamente y se quedó en la pobreza. En ese estado, buscó trabajo apacentando cerdos, pues su necesidad era tanta que quería comerse las algarrobas con las que los alimentaba, pero nadie le daba nada. Entre tanto desespero y necesidad, volvió en sí, y se propuso regresar, disculparse con su padre y pedirle empleo. Así fue, él regresó a su hogar y al ver a su padre le dijo ‘’Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; 19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores. ’’ 20 donde se evidencia de nuevo la misericordia de Dios como nuestro padre, cuestión de debemos usar como motor de motivación para apegarnos a él, a su voluntad y para tratar de no pecar; cada vez menos.
Aunque muy por dentro sepamos que Dios es más grande que nuestros pecados, que nuestros males, que nuestra enfermedad o desdicha, pues al principio y al final todo está en sus manos y es él el responsable de nuestro bienestar y de lo que nos sucede y el porqué nos sucede.
Así que te invitamos a hacerte unas interrogantes, para evaluar qué tal está tu apego al Señor. Qué tan hijo pródigo u oveja perdida eres ante el Señor. ¿Cuántas veces no te has separado y luego regresado al Señor y él te ha recibido con los brazos abiertos? ¿Te ha perdonado todos tus pecados? Confía y cree en que siempre serás bienvenido, pero debes actuar. Y actuar según lo que predica Jesucristo, según lo que te pide Dios nuestro señor.
Parábola de la oveja perdida versículo
Mateo 18: 10-14
Mateo 18:10 Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo. (11)
Mateo 18:12 ¿Qué pasará, según ustedes, si un hombre tiene cien ovejas y una de ella se extravía? ¿No dejará las noventa y nueve en los cerros para ir a buscar a la extraviada?
Mateo 18:13 Y si logra encontrarla, yo les digo que ésta le dará más alegría que las noventa y nueve que no se extraviaron.
Mateo 18:14 Pasa lo mismo donde el Padre de ustedes, el Padre del Cielo: allá no quieren que se pierda ni tan solo uno de estos pequeñitos.