En esta parábola de la red Jesús hace referencia al Reino de los Cielos como una red. Una red que recoge a todos los peces de todas clases, es decir, que toma y acepta a cualquiera que se acerque a su llamado al arrepentimiento y a ser seguidores de Cristo, sin que parezca existir, a primera instancia, algún tipo de juicio ante los peces.
Sin embargo, al final, el juez de justos e injustos hará lo suyo; los ángeles actuarán como un filtro y no harán otra cosa que seleccionar o descartar y desechar a las personas, conforme a la palabra que cada uno haya decidido escuchar durante su vida (terrenal).
Como premisa, los buenos peces serán aquellas personas justas, que viven apegados al evangelio, y los malos, los que lo rechazan. Estos últimos, serán entonces arrojados al horno ardiente.
Enseñanza de la parábola
Si bien en esta parábola se hace evidente la tenacidad de las consecuencias de no aceptar y aferrarse a la voluntad de Dios, a su palabra y a la verdad, también puede ser interpretada como una persuasión, atenta y humana, para aquellas personas que viven alejadas del evangelio y de alguna manera lo rechazan.
Aun en este plano terrenal tenemos vida, y si tenemos vida tenemos esperanza: no es tarde para comenzar, de manera definitiva, a brindarle significado a nuestra existencia a través de la fe, de creer con convicción en la palabra de Dios, de actuar y de vivir nuestra vida según sus enseñanzas y requerimientos, pero que sólo nosotros, muy por dentro, tenemos la facultad de elegir en qué momento dejaremos de ser un pez malo para ver, en introspectiva, nuestra propia bondad, potestad y capacidad, en Dios mismo, de poder buscarlo y fortalecernos en el camino.
Es notable la similitud entre esta y la parábola de El hijo del hombre enviará a sus ángeles; estos recogerán de su reino todos los escándalos y también los que obraban mal, y los arrojaran en el horno ardiente. Mateo 13:41-42.
Donde se hace mayor énfasis en el destino de aquellos desapegados, de aquellas almas que no buscaban la plenitud, la saciedad y la satisfacción en la verdad de Dios sino en otra parte, que no obraban según lo establecido y sugerido por Jesucristo sino según su libre albedrío, que rechazaban e ignoraban la voluntad de Dios para con todos nosotros, todas las personas, toda la humanidad.
Es así como podemos utilizar esta parábola de la red como una motivación para apegarnos y adherirnos a Dios, a su voluntad, su verdad y su promesa de la vida eterna en el reino de los cielos, sin darle cabida a las dudas, al quiebre, al flaqueo, teniendo una fe fuerte, que nos sirva de armadura para poder enfrentar el día a día con la frente en alto, con convicción y con toda nuestra esperanza puesta en Dios, sin preocupaciones ni vacilaciones, pues todo tiene un porqué que sólo él sabe y que con el tiempo conoceremos a través de él y de la única, hermosa y bendecida perspectiva que nos brindó al crearnos en este maravilloso mundo terrenal.
Parábola de la Red versículo
Mateo 13:47 Aquí tienen otra figura del reino de los cielos: una red que se ha echado al mar y que recoge los peces de todas clases.
Mateo 13:48 Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se los echan en canastos y tiran los que no sirven
Mateo 13:49 Así pasara al final de los tiempos: vendrán los ángeles y separaran los malos de entre los buenos
Mateo 13:50 Y los arrojaran al horno ardiente. Allí será el llorar y el rechinar de dientes.
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