Esta Parábola de la moneda perdida hace referencia a lo importante e indispensable que somos cada una de las personas ante Dios, pues nadie es indiferente a él. La mujer poseedora de las diez dracmas vendría a ser Dios, y cada dracma uno de nosotros. Si Dios pierde a alguno de nosotros, por algún tiempo, por una acción errada, por un mal obrar, porque nos alejamos de Él, el Señor no parará hasta sembrar la necesidad en nuestros seres, para que volvamos a él. Es decir, nos encuentre después de buscarnos con diligencia.
Son el arrepentimiento y el deseo de salvación los principales motores que nos impulsan a buscar a Dios, a buscar que nos perdone y que nos acepte en su Reino, cosa que para Él será motivo de gozo, festejo y celebración, porque ello implicaría que uno de sus hijos está volviendo a su padre, que se está salvando, que está retomando el camino correcto, y nada vale más para él que eso.
Enseñanza de la parábola
Esa intención, esa decisión de re-direccionar su vida, sus decisiones, sus valores, sus creencias, su fe y sus más profundas convicciones hacia Dios, hacia su bondad absoluta y hacia su humildad y misericordia, a través de la cual le perdonaría y le recibiría pues ‘’así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente’’.
Y siempre buscándolo con incondicional respeto y humildad, reconociendo nuestras fallas y sobre todo con la mayor disposición de volver a comenzar de cero, como la mejor versión de nosotros mismos que le podamos ofrecer a Él, como sus hijos desarrollando nuestro máximo potencial, adheridos a su verdad al utilizar y sumar al mundo al existencia con el talento que Dios nos dio, sin vacilar en hacer, lograr, cambiar y mejorar, sin perder tiempo preocupándonos por cosas que no podamos controlar, pues sabemos en todo momento que todo está en sus manos.
Asimismo, la parábola nombra a una mujer; destacando su abnegación en la casa, pues al perder una dracma, ella enciende la lámpara, barre la casa y busca incansablemente hasta que por fin la halla.
En el preciso instante en que siente que nos pierde, usará cuanta opción disponga para buscarnos y encontrarnos, con el último fin de hacernos regresar a Él. El hecho de reentrar a nuestras almas, espíritus y corazones será para Él una victoria indiscutible, que valorará tanto como un motivo de gozo que compartirá sin vacilar delante de sus ángeles, pues un pecador se arrepiente, uno de sus hijos vuelve a Él, otra alma busca la salvación, otra persona acepta la invitación a cenar en su mesa, a edificar una construcción sólida que le guíe a su Reino como destino único y final.
Parábola de la moneda perdida versiculos
LUCAS 15: 8-10
8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.
10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.