Emprender un camino espiritual apegado a los designios de Dios, se basa en un cambio en nuestra manera de hacer las cosas, ya que si estamos en pecado, debemos despojarnos del hombre viejo y revestirnos del hombre nuevo. Donde el pecado ya no exista, y tengamos como decisión para nuestra vida, seguir a Dios y hacer su voluntad.
La Oración de la mañana, nos transporta y transforma, nos conduce desde tempranas horas por el camino divino. Quizás sintamos tentación para caer en el pecado, pero al tener en nuestros pensamientos, obras y palabras a nuestro Amado Padre, podremos salir victoriosos y sentirnos privilegiados de su amor infinito y verdadero.
A continuación la Oración para comenzar el día:
Señor creador del cielo y la tierra,
Dueño de todo cuanto en ella existe,
Huésped de nuestros corazones y prenda de amor divino,
Grande y único, sendero de bien y de bondad,
De incontables sufrimientos y dolores que tuviste que sentir,
Para salvarnos del pecado y sumisamente lo aceptaste.
Cerramos nuestros ojos y con la mayor sinceridad, nos encomendamos para comenzar el día y rezamos un Padre Nuestro y tres Ave María, como alimento espiritual y eterno.
Tú que vives y reinas en los cielos,
Tú que lo inspiras y los mueves todo,
Que sin tu consentimiento ni un pétalo de una flor se mueve,
Gobernador justo y majestuoso con su gran amor,
Dígnate bendecir al comenzar este nuevo día,
Y que ni los enemigos, ni el pecado, ni las tentaciones,
Puedan posarse en mi, pues tu eres mi puerta y mi refugio,
Por tu gran bondad a ti acudo,
Escúchame y favoréceme
Por los Siglos de los Siglos,
Amén.