San Jaime Hilario. Puede ser considerado como un mártir de la era moderna, ya que su vida, como cristiano ejemplar, entregado a la fe y a la devoción en Cristo, finalizó con su fusilamiento por su posición como religioso durante al Guerra Civil Española. Es el Santo que conmemoramos el 18 de enero.
San Jaime Hilario, nació en Enviny, España en el año 1898, siendo bautizado con el nombre de Manuel Barbal, en una familia de formación plenamente cristiana. Fue, ante todo, educador, además de religioso. En efecto, su martirio quedó reflejado cuando formó parte de los llamados Mártires de Turón, todos hermanos de la Salle, quienes, perseguidos durante la Guerra Civil Española, fueron juzgados y condenados a morir por fusilamiento.
Este Santo de la era contemporánea, inició muy joven como seminarista, pero por haber padecido una enfermedad auditiva, tuvo que abandonarlo. Posteriormente, ingresó como novicio en los Hermanos de las Escuelas Cristianas (lasallistas), tomando los hábitos religiosos, por lo que adoptó el nombre de Hermano Jaime Hilario, dedicado de lleno a la educación religiosa y catequesis.
San Jaime Hilario, colaboró intensamente con labores de difusión literaria de escritos y valores cristianos, pero su afección auditiva, le produjo sordera, obligándolo a separarse de estas actividades, pero sin que ello doblegara su espíritu de entrega y su vocación cristiana.
Corría el año 1937 y había estallado la guerra civil española. San Jaime Hilario, junto a otro grupo de hermanos religiosos, fueron victima de persecución por parte de uno de los bandos en conflicto. Ocurrió que el 18 de enero de 1937, estando San Jaime Hilario prisionero, fue fusilado sin clemencia, en el Cementerio de la Oliva, en la región de Tarragona.
La muerte de San Jaime Hilario no quedó en el olvido, fue considerado Mártir, por la iglesia católica, debido a lo injusto de su ejecución por pasiones ideológicas y políticas, que debieron estar al margen de la religiosidad y obra fecunda de este Santo que hoy conmemoramos.
San Jaime Hilario, fue canonizado el 21 de noviembre de 1999 por San Juan Pablo Segundo, junto a otros hermanos de su misma congregación quienes fueron muertos en Turón.
