San Guillermo de Bourges. Fue un destacado Abad y Obispo de la ciudad de Bourges en Francia, cuya vida fue dedicada a la penitencia, austeridad y la vida monástica. Es el Santo que conmemoramos el 10 de enero.
San Guillermo de Bourges, nació en Nevers, Francia, siendo educado bajo la fe cristiana y siempre inclinado hacia la vida clerical, por su propio tío, de nombre Pedro, quien fuera un diácono de la ciudad de Soissons.
A muy corta edad, y habiendo culminado su iniciación canóniga, San Guillermo de Bourges, decidió apartarse totalmente del mundo para permanecer orando y meditando, en la Abadía de Grandmont, hasta que sintió que su vida resultaba perturbada en la paz espiritual que buscaba.
Decidió entonces Guillermo de Bourges tomar los hábitos como abad en Pontigny, en la orden de cisterciense, célebre por su santidad. Cuando San Guillermo, posteriormente, fue elegido Obispo de Bourges, hacia el año 1200, este no abandonó sus votos de austeridad, destacando, además, por su amor y caridad hacia las personas en cautiverio y desgraciados.
La designación de San Guillermo como Obispo de Bourges, fue tomada como una obra milagrosa, sin embargo, fue bien acogida, a pesar de que por la decisión de vida monástica y de entrega cristiana de San Guillermo, posiblemente este no la hubiera aceptado.
Fue entonces, por imposición Papal, que Guillermo de Bourges, fiel cristiano y de obediencia clerical, aceptó su elección como Obispo, abandonando la soledad que implicaba su vida monástica, convencido de que su deber como hombre, era honrar a Dios.
Su ejercicio como Obispo, supo llevarlo San Guillermo de Bourges con gran dedicación y templanza ante quienes pretendían abusar de su bondad, humildad y paciencia, siendo que su indulgencia con quienes se arrepentían de haber pecado sirvió para que muchos fueran convertidos al cristianismo, gracias a la acción certera de San Guillermo, y su santidad desbordada en su actuar.
Guillermo de Bourges, falleció un 10 de enero de 1209, siendo pródigos sus milagros, y su canonización se produjo en 1218, por el Papa Honorio III.