San Félix de Nantes. Fue un muy destacado obispo de la ciudad de Nantes, en la Bretaña Menor, actualmente, Francia, quien destacó, no solo por su sabiduría y elocuencia, sino también por su entregada vocación cristiana y caridad hacia los pobres. Es el Santo que conmemoramos el 6 de enero.
San Félix de Nantes, tuvo el privilegio de haber nacido en una familia aristocrática y pudiente de la época, en el Ducado de Aquitania, hacia el año 426, lo cual le permitiría ser provisto de una educación de excelencia, y formarse para su vida religiosa y cristiana, la cual, desde joven, forjaba su voluntad y que lo llevaría a ejercer el sacerdocio de modo ejemplar.
La elección de San Félix como obispo de Nantes, ocurrió en el año 459, según se encuentra escrito, a la edad de 33 años y tras la separación de su esposa, quien se internó en un convento. Pero su virtud más destacada fue su caridad y bondad hacia los más pobres y necesitados. Se le atribuye de igual modo a esta santo, el haber impulsado la construcción de la Catedral de Nantes, así como su rectitud y disciplina en la administración de los fondos de su diócesis.
San Félix de Nantes, siendo un cristiano ejemplar, ejerció pues su obispado de manera pulcra y exitosa, sin apartarse de las innumerables obras de caridad y atención benéfica, todo lo cual, junto al impulso en la construcción de la catedral, constituyeron los pilares fundamentales que marcaron su obra, seguidas de cerca por San Gregorio de Tours, quien dio testimonio de la vida de santidad que Félix supo llevar la cual trazaría su elevación espiritual.
Falleció, San Félix, en la ciudad de Nantes, el 6 de enero del 582, por lo que vivió una vida plena y prolongada, entregado a la caridad y a la buena conducción de su iglesia.
