San Temístocles. Fue un hombre santo y mártir, como muchos otros cristianos, quienes, por su fe inquebrantable, se atrevieron, no solo a profesarla abiertamente ente los perseguidores del Imperio Romano, sino también, a negarse a apostatar ante las crueles torturas. Es el Santo que conmemoramos el 21 de diciembre.
Como tantos hombres y mujeres de fe, tocados por la redención del espíritu santo, San Temístocles de Licia, era originario de Mira, en la actual Turquía, donde existió durante el siglo II de nuestra era cristiana, y padeció las persecuciones emprendidas por decreto imperial Romano, durante el gobierno de Decio, hacia los años 249 y 251.
San Temístocles, nombre cuyo significado etimológico, de origen griego, es “Glorioso por la Justicia”, fue un hombre sencillo, que se dedicaba al pastoreo de ganado, pero que, había abrazado la fe cristiana y la profesaba a su modo, como tantos otros cristianos en esa terrible época de persecuciones, ordenadas sin piedad por el alto gobierno imperial, siendo honroso para estos hombre y mujeres, el conservar y manifestar su amor al único Dios y su hijo, a riesgo de persecución y muerte.
Resultó que una de las tantas persecuciones contra los cristianos, San Temístocles, fiel a su voluntad cristiana y pleno de caridad, fe y esperanza, además de su fortaleza y temple, como virtudes cristianas, que lo mantenían incólume en su convicción espiritual y contrario a las injusticias, decidió albergar y dar refugio a otros hermanos perseguidos.
San Temístocles, albergó y dio cobijo, por caridad y solidaridad, a otros hermanos cristianos, pero fue descubierto por los perseguidores, siendo apresado. Firme en su fe, decidió mostrar a viva voz su declaración como cristiano y hombre de fe, motivo por el cual, fue llevado ante las autoridades romanas, quienes decidieron darle muerte por martirio y tortura.
Conociendo por la historia, la valentía y aplomo de su fe cristiana y por entregar su vida en defensa contra las injusticias y persecuciones de sus hermanos en fe, San Temístocles fue colocado como santo originario de la Iglesia Católica.
