San Antonio de Sant’Anna Galvão. Es el santo del día 25 de octubre a quien conocemos también como “Frei Galvao”, y se convirtió en el primer santo de Brasil. Fue un franciscano, ordenado como sacerdote en el año 1762, y fue miembro de una familia muy rica nacido en el año 1739. También se le conoce como Antonio de Santa Ana Galvao.
Fue enviado por su padre a la edad de 13 años a estudiar al seminario de los padres jesuitas, en Belém, y ahí permanece durante los años 1752 al año 1756, donde San Antonio de Santa Ana, lograría resaltar por sus dotes cristianos y gran pasión por la fe y hacia Dios.
Durante todos sus años de formación cristiana, San Antonio de Santa Ana destacaría por sus grandes virtudes, su celo y su infinita piedad. Finalmente, en el año 1761, emitió la profesión religiosa, y a penas un años después, es ordenado como sacerdote.
En el año 1769, San Antonio de Santa Ana, es enviado como confesor a una casa de retiro en Sao Paulo, donde años más tarde, se convertiría en párroco, fundando la “Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Santísima Concepción”, donde se dice, sería muy reconocido por sus dones, su gran bondad y compasión, amor al prójimo y el milagroso don de la taumaturgia, lo que se conoce como la sanación de los enfermos.
Sin duda, este santo fue gran ejemplo de moral y valores cristianos, destacando en cada uno de sus nombramientos y logros como un hombre puro, inocente, bondadoso, lleno de Espíritu Santo, y dispuesto a seguir el camino de la santidad, esperando salvar las almas de los pecadores, los inocentes y aquellos que meas necesitaran de la presencia de Cristo en sus vidas. Murió un 23 de diciembre del año 1822, y sería beatificado por Juan Pablo II, quien lo nombra el primer santo brasileño.