San Hilarión. Santo de la Iglesia Católica que conmemoramos el día 21 de octubre. Fue un gran ejemplo de la vida eremítica en la región de Gaza, y conocemos en nuestros días su historia, por testimonios de personajes como San Jerónimo.
Se sabe que nació cerca de Gaza, en Palestina, siendo miembro de una familia pagana y muy adinerada. Sería enviado a estudiar en Alejandría, y es ahí cuando descubre que la vida mundana, no le satisfacía lo suficiente, y conoce el mundo cristiano. Encuentra entonces la comunidad que fue fundada por San Marcos, y se enamoraría profundamente de la fe cristiana a la edad de 15 años.
Pasado algún tiempo, San Hilarión decide entonces probar la vida ascética eremítica, y así vuelve a su hogar. Una vez llega, designa todos sus bienes, pertenencias y posesiones monetarias a los pobres y se retira entonces haca una choza en el desierto.
En aquel retiro, San Hilarión se dedicaba constantemente a la oración, una rutina de ayuno bastante rigurosa, y para mantenerse activo, pasaba el día tejiendo canastas. Con a penas un tiempo en su soledad, San Hilarión comenzaría a ganar fama por distintas curaciones, exorcismos y comenzaría entonces a recibir a un gran número de discípulos.
Muchos paganos deciden convertirse en la fe cristiana al conocer el testimonio de San Hilarión, quien inspira a muchos inconformes con las comodidades mundanas, a seguir el verdadero amor y adoración hacia Cristo.
Cuando el santo escucha hablar acerca de la vida del famoso Abad Antonio, decide ir en su búsqueda, para conocerlo en persona y decide luego convivir un tiempo con este, al sentirse motivado por imitar su vida de oración. Tiempo después de su vida de aprendizaje y guía espiritual junto al Abad Antonio, vuelve a su hogar paterno, al enterarse de la muerte de sus padres. El santo recibe una enorme herencia que no duda en ningún momento en volver a donar a los pobres.