San Eduardo III. Apodado también “Eduardo el Confesor”, fue un rey inglés que hasta sus últimos días, trabajó por la paz y la caridad en su reino, siendo ahora el santo que celebramos el día 13 de octubre. Fue nieto del conocido Eduardo el Mártir, y nació en el año 1004, bastante cerca de Oxford, Inglaterra.
Viviría en el destierro durante la época de la supremacía danesa, junto a unos familiares de su madre siendo aun muy niño, y se dice que desde entonces, realizaría un voto de ir en peregrinación hacia la ciudad de Roma, siempre y cuando la Divina Providencia le permitiera volver a su querida patria, y con el tiempo, lograría cumplir este deseo cuando es nombrado rey y pretende cumplir su promesa Dios.
Pero entonces, el mismo Papa lo dispensó, y terminó utilizando el dinero del viaje para donárselo a los pobres, y otra parte decidió utilizarla para reconstruir el monasterio de Londres en honor a San Pedro.
San Eduardo III administró su reino dentro de los valores más justos y cristianos que se puedan conocer, y ganaría fama entre sus súbditos, a pesar de que su gobierno resultó un fracaso político, pero sin duda, San Eduardo III pasó a ser uno de los reyes más recordados de Inglaterra, y la razón es que a pesar de todo, tuvo unas increíbles medidas administrativas, como la abolición del impuestos militar, además de ser un rey amable, sabio y generoso.
El recordado y bondadoso rey San Eduardo III, se le conocía también como “Eduardo el Confesor” en el sentido de que fue reconocido por ser confesor de la fe, y en la tradición cristiana, se trata de un cristiano que vivió una vida santa, sin llegar a ser mártir. Fue canonizado por el papa Alejandro III en el año 1161 y es celebrado en la iglesia católica de Inglaterra y Gales.