San Alonso de Orozco. Fue un religioso, escritor y místico español, quien se convirtió en el santo que celebramos en este día 19 de septiembre. Desde niño, ya sabía que quería ser santo. Fue enviado a estudiar a la edad de 14 años a la Universidad de Salamanca, y asistía fielmente a sus misas todos los domingos.
Según se cuenta, la pasión por la vida religiosa que tenía San Alonso de Orozco, despertó un día de cuaresma del año 1520, donde predicaba el profesor agustino Tomás de Villanueva, que justo hablaba sobre el salmo “In exitu Israel de GYPTO”, y en ese instante, San Alonso estaría convencido de llevar su vida hacia la santidad, obteniendo su profesión religiosa en el año 1523, a manos de Santo Tomás de Villanueva.
Rápidamente, San Alonso de Orozco dejaría ver todos sus dotes de excelente cristiano y santo. Sus superiores admiraban tanto su enorme espiritualidad y elocuencia al momento de anunciar y hablar de la Sagrada Palabra de Dios, que en poco tiempo, estaría siendo destinado al ministerio de la predicación, habiendo ocupado ya para entonces a la edad de 30 años, numerosos cargos religiosos.
A pesar de ser muy famoso y reconocido, San Alonso de Orozco renunció a cualquier privilegio que le fuera ofrecido. Siempre mostró tener una vida sumamente sencilla y humilde, comiendo una única vez al día, tenía una tabla por cama y dedicaba largas horas a la oración. Se cree que si a caso, dormía tan sólo tres horas diarias.
En el año 1591, San Alonso caería gravemente enfermo de una fiebre, pero nunca faltaba a ninguna de sus misas. Durante su enfermedad, fue visitado por el rey Felipe II y el príncipe heredero, junto a la infanta Isabel, quienes le guardaban una alta estima al santo. También lo visitaría el cardenal arzobispo de Toledo, Gaspar de Quiroga, de quien tuvo el honor de recibir comida de sus manos, y daría la bendición.