San Pío X. Nace como Giuseppe Melchiorre Sarto, el 2 de junio de 1835 en Venecia. Es el santo que celebramos el día 21 de agosto y que también llegaría al puesto de Papa. Se dedicaría de manera apasionada al estudio durante su juventud, y en el año 1850, obtiene una beca de la Diócesis de Treviso para ir a estudiar al seminario de Padua.
Se ordena como sacerdote en el año 1858, y se dedicó laboriosamente como capellán de Tómbolo, para asistir al párroco de aquel momento, que para entonces era ya muy anciano. Mientras tanto, mejoraba y aprendía más sobre el campo de la teología, y también se empeñó en educar a otros adultos en una escuela nocturna.
Desde sus inicios, San Pío X ya daba claras señales de ser un verdadero cristiano. Constantemente se enfocaba en rendirle honor al nombre de Cristo, convirtiendo al mismo en el centro de su vida y filosofía. Siempre se le veía ofreciendo limosnas y ayudando a los pobres, pues no lo veía como un sacrificio, sino como su deber cristiano y espiritual.
A pesar de que San Pío X alcanzaría altos cargos en la Iglesia, nunca dejaría de lado su humildad y sencillez, siempre ejemplo vivo de la vida cristiana y las enseñanzas de Jesús para con sus fieles. En el año 1903, León XIII muere, y entonces se convoca a una elección para el nuevo Pontífice, trabajo para el cual San Pío X aseguraba no sentirse digno, pues aún le faltaba mucha preparación para tan honorable cargo.
Hubo muchas dudas al momento de elegir al futuro Pontífice, y de una forma u otra, el cardenal Sarto sería elegido, aunque este suplicó a todos que por favor no lo eligieran, pero todos coincidieron con que era la voluntad de Dios, y así, Giuseppe decide tomar el puesto, adoptando el nombre de Pío, pues admiraba a todos quienes durante la historia, portaron ese nombre y sufrieron en nombre de la fe.