San Ignacio de Loyola. Es el santo que festejamos el día 31 de julio. Fue un religioso español fundador de la Compañía de Jesús. Nace en el año 1492 al norte de España, siendo el más joven de trece hermanos.
Su nombre de pila era Iñigo, y siendo uy joven, tendría que enfrentarse a la muerte de su madre, María de Velasco. Una de las últimas peticiones de su madre, sería el enviar a uno de sus hijos a ser educado en Arévalo, y así, el padre de San Ignacio decide enviar a este, por ser el más pequeño, a que pasara once años preparando su educación.
Entre sus muchos logros, San Ignacio decide iniciar con una carrera militar, que debe abandonar cuando alcanza el rango de capitán, ya que termina sufriendo una grave herida cuando defendía valientemente el Castillo de Pamplona.
Pasado un tiempo, a sus 33 años San Ignacio sería estudiante en el colegio de Barcelona, donde constantemente debe lidiar con la burla de algunos compañeros, por ser más jóvenes que él. Burlas que el joven Ignacio toleraba con humildad y paciencia, y utilizaba cualquier inquietud o inestabilidad para poder mantener contacto y adoración hacia Dios.
Con el tiempo, Ignacio conocería sus aspiraciones religiosas, terminando por colgar su vestidura militar frente a la imagen de la Virgen, y se va vestido con harapos y descalzo hasta Manresa, donde comenzaría a vivir en una cueva, dedicándose a la profunda meditación y a constantes ayunos para el alma.
Culminando su vida como peregrino, decide volver a la civilización, dedicándose a un estudio apasionado durante siete años en temas de teología y literaria, intentando despertar el interés pasional por otros estudiantes a los ejercicios espirituales, logrando conseguir muchos seguidores.
Finalmente, en el año 1540, siendo ya un religioso reconocido, el Papa Pablo III, aprueba la comunidad que San Ignacio puso por nombre “Compañía de Jesús” o “Jesuitas”.
