San Pascual Bailón. Nace en el año 1540, en las fronteras de Castilla y Aragón. Se dice que fue un hombre bastante humilde y que gozaba e una infinita bondad y alma inocente. Es conocido como Patrono de los Congresos Eucarísticos y de las Cofradías del Santísimo Sacramento. Este es el santo que celebramos el día 17 de mayo.
De niño trabajaría como pastor de ovejas, hasta que alrededor de sus 28 años de edad, sería recibido como hermano religioso franciscano. Su más grande pasión, desde sus primeros años de vida, sería la Sagrada Eucaristía, tanto así que el dueño de la finca para la cual trabajó de pequeño, decía que el pequeño San Pascual tomaría como el mejor de los regalos que le permitiera asistir un día entre semana a la Santa Misa.
Siendo admitido como religioso franciscano, sus oficios serían incluso más humildes: cocinero, barrendero, mandadero, portero… y siempre mantuvo su gran pasión hacia la Sagrada eucaristía. En toda oportunidad que tuviera, utilizaba ese tiempo libre para ir a la capilla, y ponerse de rodillas para adorar a Jesús Sacramentado.
Todas sus noches las dedicaba a largas horas de oración ante el altar mientras sus hermanos dormían. Tanto amor sentía por la Eucaristía y la oración, que llegó a componer oraciones muy hermosas para el Santísimo Sacramento, y el Arzobispo San Luis de Rivera sentiría gran admiración por sus palabras diciendo: “Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes”.
Se dice que en sus últimos minutos de vida, cuando se hallaba ya bastante enfermo y moribundo, era el día de Pentecostés, y escuchó una campanada, a lo que preguntó emocionado: “¿De qué se trata?” ahí le respondieron que se trataba del comienzo de la Santa Misa, y sus últimas palabras, acompañadas de una pacífica sonrisa, serían “¡Ah… qué hermoso momento!”.
