San Juan de Ávila. Es el santo que celebramos el día 10 de mayo. Conocido como un famoso sacerdote y virtuoso escritor español, nace un 6 de enero del año 1500. Es considerado patrón del clero español y también llegó a ser proclamado como doctor de la iglesia para el año 2012.
Nacido en el seno de una familia de costumbres y fe cristianas, darían a San Juan de Ávila la mejor de las formaciones dentro de la fe, enseñándole la importancia de la devoción a Dios, el sacrificio por la fe y el amor al prójimo. Ya desde joven, se le vería practicando largas horas de oración y meditación, además de que solía ser muy bondadoso y caritativo con quienes más lo necesitaban.
Desde sus primeros años como sacerdote, demostró su gran y fluida elocuencia al predicar la sagrada palabra del Señor. Todo el pueblo acudía en numerosas masas a escuchar sus sermones, a cualquier lugar donde el santo fuera a predicar. Se dice que antes de sus increíbles sermones, se preparaba con cuatro oras de oración de rodillas; era tan dedicado a su oración, que muchas veces pasaba la noche entera frente a un crucifijo para encomendar sus predicaciones.
San Juan de Ávila pide viajar como misionero a América del sur, pero su amigo, el Arzobispo de Granada, le diría: “Aquí en España hay muchos a quienes evangelizar y misionar. ¡Predique entre nosotros!” y así obedecería el santo, quien predicaría principalmente por Andalucía y por todo el sur de España, consiguiendo numerosas conversiones y la colaboración de muchísimos sacerdotes que se unían a él para ayudarle a confesar y a practicar la catequesis en los niños.
Para el año de 1554, enfermó gravemente, pero seguiría activo durante quince años más, hasta que su enfermedad empeora, y ya para el año de 1569, muere en Montilla, y en medio de su dolor, se le podía oír rezar: “Señor mío, crezca el dolor y crezca el amor, que yo me deleito en el padecer por vos”. Era un 10 de mayo de ese mismo año cuando San Juan de Ávila abandonó el mundo terrenal.