En audiencia en el Vaticano, el Papa Francisco se dirigió hoy sábado a los Cistercienses, en su participación en el Capítulo General de la orden. Reconoció su invisible pero tan palpable labor: la de orar por el mundo entero.
En este sentido, el Papa les animó a continuar llevando a cabo su vocación más que con profesionalismo, con auténtica pasión. En este sentido se refirió a la importancia de observa la norma y su regla, pero que más allá de ello, debe prevalecer el amor en el ardor de la oración.
La defensa del carisma del claustro
Las vocaciones tanto sacerdotales como religiosas siguen viniéndose a pique en una sociedad mundial que, ha dejado de lado los valores tradicionales cristianos.
Tanto más, el silencio actualmente es inexistente y por ello, el Papa insta a los Cistercienses a no abandonar su vocación, en medio de sus monasterios en el silencio en el que se encuentra Nuestro Señor Jesucristo.
Es el silencio reflexivo, el que remueve el corazón, las intenciones y fortalece la intimidad con Jesucristo, el Amado.
El discurso del Sumo Pontífice
El Papa Francisco se ha dirigido a la orden abarcando estos aspectos:
- Importancia de las vocaciones religiosas y de la presencia de las comunidades monásticas.
- Relevancia y sentido de la vocación religiosa, ligada, básicamente, al carisma de la oración de clausura.
- La práctica constante de la lectio divina: meditación de la palara de Dios Asimismo, medio de contemplación de su mensaje en la grandeza de los pasajes bíblicos.
El signo de unidad con se ha vivido el Capítulo General de la orden, hace rememorar su regla y sus estatutos, manteniéndolos en unificación a través, esencialmente, de la oración personal.
Es ese encuentro personal con Jesús, en la oración, el que permite darle sentido a la clausura, para vivir por los demás, a través de la contemplación.