En el mes de julio del presente año, se planteó el tratado sobre la prohibición de armas nucleares en la sede de la Conferencia de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, esta semana, específicamente el miércoles 20 de septiembre, el documento fue firmado por el Vaticano. Se espera que se ponga en práctica muy pronto.
Petición con carácter de urgencia
Al evento asistió el monseñor Paul Richard Gallagher. Quien se desempeña como Secretario Pontificio para las Relaciones con los Estados. Durante su discurso, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, hizo mención a la urgencia que genera la puesta en práctica del tratado. “Considerando las amenazas a la paz y los continuos desafíos que plantea la proliferación nuclear”.
Asimismo, el religioso hizo un llamado para incrementar al máximo los esfuerzos en cada uno de los países del mundo para lograr el desarme nuclear. Sin embargo, hizo saber que este proceso no será rápido. Por supuesto, mantuvo una posición realista ante su petición. “Reconozco que no nos hacemos ilusiones sobre los retos que implica lograr un mundo libre de armas nucleares”, expresó.
Las armas nucleares no son la solución
El monseñor Gallagher expresó durante el evento en la ONU que las armas nucleares brindan una “falsa sensación de protección”. Este tipo de armas “no pueden crear un mundo estable y seguro”, recalcó. Además, el religioso hizo mención a que la paz y la estabilidad mundial no pueden lograrse a través de la destrucción o aniquilación de personas, pueblos o comunidades enteras.
Al finalizar el evento se informó que el tratado podría entrar en vigor justo al cumplirse 90 días de la ratificación del mismo. Además, este tratado es un acuerdo único y exclusivo para el Vaticano. Sin embargo, se espera que más lugares del mundo lo presenten ante las entidades competentes. Solo de esta manera, se podrá evitar que haya más destrucción entre países y se salvarán las vidas de inocentes.
