San Jerónimo Emiliani. Santo de día 8 de febrero, fue fundador de la Congregación de los Clérigos Regulares de Somasca. Patrono de los huérfanos y abandonados, muy poco se conoce sobre su temprana vida; se sabe que nació en Venecia para el año de 1486 y se iría por la carrera de militar.
Durante su tiempo como militar, llegó a ser comandante de las fuerzas que defendían para ese momento la ciudad de Castelnouvo de Quero. Cuando las fuerzas francesas consiguieron tomar control de Castelnouvo y San Jerónimo cae prisionero, sería este el momento cumbre y crítico para lograr su conversión.
En medio la soledad por la que tuvo que pasar en sus años como prisionero en la cárcel, practicaría largas horas de profunda meditación de aquellas sabias palabras de Jesús: “¿De qué le sirve a un hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo?”. Y es en ese momento, que sus manos y pies son liberados milagrosamente, y San Jerónimo escapa de su prisión sin que nadie se entere.
San Jerónimo reconoce entonces su liberación gracias a la Santísima Virgen María, y dejando sus armas militare a los pies de esta, promete llevar una vida menos mundana en agradecimiento, y dedicaría ahora su nueva vida, a predicar incansablemente la devoción a la Madre de Dios.
Por el año de 1531, se extendería una terrible peste por toda Italia. San Jerónimo vende todas sus pertenencias, incluso los muebles de su propia casa, para así dedicarse tiempo completo a los enfermos y abandonados. El mismo Jerónimo cavaba las sepulturas y los llevaba al cementerio, pues la mayoría no se atrevía a acercarse a los muertos por temor al contagio. Incluso, San Jerónimo llegó a contagiarse de esta grave enfermedad, pero por la gracia de Dios, saldría victorioso.
Debido a la cantidad de niños que quedan huérfanos y desamparados por la epidemia de cólera que causa la muerte de sus padres, San Jerónimo y sus compañeros, deciden fundar en Somasca, cerca de Milán, la congregación “Servidores de los pobres” que ahora es llamada “Comunidad de los padres Somascos”.
