Noticias Cristianas. Durante su recorrido por las calles de Trujillo este sábado 20 de enero, una mujer logró captar la atención del Papa Francisco de una manera muy especial. Entre los gritos y la emoción por la tan esperada visita apostólica del Papa a Perú, este terminaría por acercarse a una mujer de avanzada edad llamada Trinidad.
Como el ciego de Jericó, Trinidad en su bondad, captaría la atención de Francisco
A su paso por las calles de Trujillo, el Papa Francisco recorría las calles en el papamóvil, cuando repentinamente, pidió detener el vehículo y bajó de inmediato para ir al encuentro de Trinidad, una mujer ciega de 99 años que aguardaba detrás de la valla a la presencia del Papa Francisco estaría acompañada por un familiar, el cual cargaba una pancarta que anunciaba “Me llamo Trinidad, cumplo 99 años, no veo, quiero tocar tu manito”.
Sin dudarlo, el Sumo Pontífice se acercó hasta Trinidad, tomaría su rostro entre sus manos para bendecirla y rezar con ella. Los fieles que pudieron presenciar aquel momento, quedaron profundamente conmovidos. Francisco también le haría entrega de un rosario a la fiel cristiana.
En Trujillo, Francisco defiende a las mujeres de la violencia machista
Luego del emotivo momento, Trinidad aún emocionada, hablaría de su experiencia: “El Papa me vio de lejos y me agarró la mano y me dio la bendición. Me preguntó de dónde venía y cuántos hijos tenía”. “Que bondadosa que es usted” “Le besé su manito. He tenido la dicha de verlo cerca, será un momento que no olvidaré el resto de mi vida”, comentó Trinidad, quien actualmente tiene 12 hijos, 38 nietos, 35 bisnietos y 8 tataranietos.
Antes del encuentro, durante la ceremonia mariana en honor de la Virgen de la Puerta en la Plaza de Armas, para dar cierre a su último acto en Trujillo, el Papa diría ante los cristianos presentes: “¡Qué sería Perú sin las madres y las abuelas!, ¡qué sería nuestra vida sin ellas! El amor a María nos tiene que ayudar a generar actitud de reconocimiento y gratitud frente a la mujer, frente a nuestras madres y abuelas que son un bastión en las vidas de nuestras ciudades”.
