San Gregorio Nacianceno. Fue un arzobispo cristiano de Constantinopla del siglo IV. Es recordado como el teólogo trinitario y gran parte de su obra teológica, continúa influyendo en los tratados modernos. Se ha convertido en el santo que recordamos y destejamos el día 2 de enero.
San Gregorio Nacianceno pasaría diez años en Atenas como estudiante, donde forma una estrecha y buena amistad con San Basilio, y también descubriría y desarrollaría su capacidad para la poesía, literatura y retórica. Junto con su amigo Basilio, seguirían juntos una vida religiosa, lejos de la vanidad.
Su elevada capacidad intelectual de análisis, le permitiría influir de manera bastante positiva en generaciones posteriores, hecho que lo convirtió en uno de los Tres Santos Jerarcas junto a Juan Crisóstomo y Basilio el Grande.
Cuando estuvo por Constantinopla, San Gregorio Nacianceno contribuye en la derrota de los herejes como parte de su misión de los conocidos Padres Capadocios. Pero se aseguraría entonces de preservar la paz, por lo que decidió abandonar su puesto como obispo de la ciudad. Las vidas de San Gregorio Nacianceno y San Basilio, resultan ser paralelas y complementarias.
Mientras Basilio era más activo y emprendedor, Gregorio se dedicaba más al estudio, la poesía y oración. Cuando Basilio murió, a pesar de que Gregorio no lograra asistir a su funeral, dedicaría elocuentes palabras que reflejaban su profunda amistad por Basilio: «Nos movía un mismo deseo de saber, actitud que suele ocasionar profundas envidias, y sin embargo carecíamos de envidia. En cambio teníamos en gran aprecio la emulación. Contendíamos entre nosotros, no para ver quién era el primero, sino para averiguar quién cedía al otro la primacía. Cada uno de nosotros consideraba la gloria del otro como propia»… “a no ser que decir esto vaya a parecer arrogante en exceso, éramos el uno para el otro la norma y regla con la que se discierne lo recto de lo torcido»