San Conrado de Costanza, o Conrado de Atdorf, nombre original en alemán Konrad von Konstanz o Konrad I. von Ardorf. Llegó a ser obispo de la sede episcopal de Constanza, fue el segundo santo después de la separación luterana de la Iglesia de Roma, y es festejado el 26 de noviembre.
San Conrado de Constanza habría nacido para el año 900, en una familia perteneciente a la nobleza. Recibiría su formación religiosa y espiritual en el Cabildo catedralicio de Constanza. Bajo la influencia del obispo de Augsburgo, Ulrico de Augsburgo, llegó a ser elegido obispo de Constanza. Durante aquella época, eran muy frecuentes las conocidas peregrinaciones a Jerusalén, por lo que San Conrado de Constanza llegó a visitar tres veces los Santos Lugares y sabría hacer de sus viajes verdaderas peregrinaciones de penitencia y devoción.
En las imágenes que se tienen de San Conrado de Constanza se le suele representar con un cáliz y una araña. Resulta que, en un día de Pascua, mientras San Conrado de Constanza celebraba la eucaristía, una pequeña araña cayó en su cáliz. En aquellos tiempos, se creía que las arañas en su gran mayoría, eran completamente venenosas; aun así, San Conrado se tragó la araña por devoción y respeto a los santos misterios, y la araña no llegó a causarle ningún daño físico, y muchos de sus seguidores lo recordarían eternamente por tan milagrosa acción que pudieron presenciar aquel día de pascua.
San Conrado de Constanza murió luego en el año 975 después de 40 años como obispo, y fue enterrado en la iglesia de San Mauricio de Constanza, iglesia que habría sido fundada con anterioridad por el mismo Conrado.
Posteriormente sería enterrado en la catedral, lugar donde sus reliquias fueron muy veneradas hasta llegar la Reforma, sus restos fueron arrojados al lago Constanza y sólo se llegaría a salvar su cabeza, custodiada en el tesoro de la catedral.