San Huberto, o San Huberto de Lieja, es el santo que se celebra el día 3 de noviembre, y es conocido por ser el patrón en contra de la rabia, de los cazadores, matemáticos, ópticos y todos aquellos que trabajen en la industria metalúrgica.
San Huberto nació hacia el año 657, cerca de la ciudad de Tolosa del Languedoc, Francia. Nació siendo el primogénito de Bertrando, el duque de Aquitania; y de Hurbern, la hermana de otra santa, Santa Oda. Cabe destacar que muchas veces, en varios textos, se dice que Santa Oda era la Esposa de Bertrando, siendo de esta manera su madre; aunque es un detalle bastante difuso.
Conforme creció, y como era tradición entre los nobles de la época, Huberto practicaba diligentemente la caza.
Una vez adulto, se fue a vivir a Metz, y se casó en el año 682 con Floribana, hija del conde de Lovaina, Dagoberto. El hijo que nacería por esta unión, más tarde sería el obispo de Lieja.
Poco después, Floribana muere al dar a luz a su hijo, Floriberto; por lo que San Huberto terminó retirándose a las zonas boscosas de las Ardenas. Durante su estadía en el lugar, San Huberto se entregó por completo a la caza; y fue durante una de estas que fue el testigo de un milagro de Dios.
Mientras que San Huberto se encontraba de caza un Viernes Santo, vio a un venado con un crucifico entre sus cornamentas, del cual salían numerosos rayos de luz. De la nada, San Huberto escuchó la voz de Dios que le dijo que tenía que llevar una vida santa o si no iría al infierno, y que por orden divina, fuera a buscar al obispo Lamberto.
Posteriormente, San Huberto renuncio a su nobleza, regaló su riqueza y dejó a un lado el derecho al ducado de Aquitania. De esta manera terminó estudiando las órdenes sagradas y volviéndose sacerdote, al punto de volverse el obispo de Lieja, antes de que muriera en el 727 en Tervuren, Bélgica.