Evangelio del Lunes, 06 de Noviembre de 2017:
Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 06 de Noviembre del 2017: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.
Primera lectura
Romanos 11, 29-36
Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.
En efecto, ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia.
De la misma manera, ahora que ustedes han alcanzado misericordia, ellos se niegan a obedecer a Dios. Pero esto es para que ellos también alcancen misericordia.
Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos.
¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!
¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?
¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?
Porque todo viene de él, ha sido por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.
Salmo 68
Del maestro de coro. De David. Salmo. Canto.
¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
Tú los disipas como se disipa el humo;
como se derrite la cera ante el fuego,
así desaparecen los impíos ante Dios.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
¡Canten a Dios,
entonen un himno a su Nombre!
¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!
Su Nombre es «el Señor»:
¡griten de alegría en su presencia!
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos,
mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.
Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo,
cuando avanzabas por el desierto,
tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia,
delante de Dios –el del Sinaí–,
delante de Dios, el Dios de Israel.
Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:
tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
allí es estableció tu familia,
y tú, Señor, la afianzarás
por tu bondad para con el pobre.
El Señor pronuncia una palabra
y una legión de mensajeros anuncia la noticia:
«Huyen los reyes, huyen con sus ejércitos,
y te repartes como botín los adornos de un palacio.
¡No se queden recostados entre los rebaños!
Las alas de la Paloma están recubiertas de plata,
y su plumaje, de oro resplandeciente»
Cuando el Todopoderoso dispersó a los reyes,
caía la nieve sobre el Monte Umbrío.
¡Montañas divinas, montañas de Basán,
montañas escarpadas, montañas de Basán!
¿Por qué miran con envidia, montañas escarpadas,
a la Montaña que Dios prefirió como Morada?
¡Allí el Señor habitará para siempre!
Los carros de guerra de Dios
son dos miríadas de escuadrones relucientes;
¡el Señor está en medio de ellos,
el Sinaí está en el Santuario!
Subiste a la altura llevando cautivos,
recogiste dones entre los hombres
–incluso entre los rebeldes–
cuando te estableciste allí, Señor Dios.
¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
El carga con nosotros día tras día;
él es el Dios que nos salva
y nos hace escapar de la muerte.
Sí, Dios aplastará la cabeza de sus enemigos,
el cráneo de los que se obstinan en sus delitos.
Dice el Señor: «Los traeré de Basan,
los traeré desde los abismos del mar,
para que hundas tus pies en la sangre del enemigo
y la lengua de tus perros también tenga su parte».
Ya apareció tu cortejo, Señor,
el cortejo de mi Rey y mi Dios hacia el Santuario:
los cantores van al frente, los músicos, detrás;
las jóvenes, en medio, van tocando el tamboril.
¡Bendigan al Señor en medio de la asamblea!
¡Bendigan al Señor desde la fuente de Israel!
Allí Benjamín, el más pequeño, abre la marcha
con los príncipes de Judá, vestidos de brocado,
y con los príncipes de Zabulón
y los príncipes de Neftalí.
Tu Dios ha desplegado tu poder:
¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros!
A causa de tu Templo, que está en Jerusalén,
los reyes te presentarán tributo.
Reprime a la Fiera de los juncos,
al tropel de los toros y terneros:
que esos pueblos se rindan a tus pies,
trayendo lingotes de oro.
El Señor dispersó a los pueblos guerreros;
telas preciosas llegan de Egipto
y Etiopía, con sus propias manos,
presenta sus dones a Dios.
¡Canten al Señor, reinos de la tierra,
entonen un himno a Dios,
al que cabalga por el cielo,
por el cielo antiquísimo!
El hace oír su voz poderosa,
¡reconozcan el poder de Dios!
Su majestad brilla sobre Israel
y su poder, sobre las nubes.
Tú eres temible, oh Dios, desde tus santuarios.
El Dios de Israel concede a su pueblo
el poder y la fuerza.
¡Bendito sea Dios!
Evangelio del día
Lucas 14, 12-14
Después dijo al que lo había invitado: «Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!».