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San Federico Jansoone. Santo del día 29 de Noviembre.

San Federico Jansoone es un santo venerado en la Iglesia Católica y en especial en Canadá, país donde es recordado como el «Pequeño Francisco» por su profunda devoción franciscana. Su festividad se celebra el 19 de noviembre. Su vida estuvo marcada por una intensa dedicación al servicio de los pobres y enfermos, así como por su incansable labor como predicador y promotor de la fe. San Federico Jansoone es una figura de gran relevancia en la historia de la Iglesia en América del Norte, reconocido por su sencillez, su amor al prójimo y su fidelidad al espíritu franciscano.

Primeros Años y Vocación Franciscana

Federico Jansoone nació en Ghyvelde, Francia, en 1838, en una familia profundamente cristiana. Desde joven, mostró un gran interés por la fe y una inclinación natural hacia la vida religiosa. Durante su juventud, sufrió la pérdida de su padre, lo que lo llevó a asumir responsabilidades tempranas para ayudar a su madre y a sus hermanos. Sin embargo, su vocación fue más fuerte, y en 1864 decidió ingresar en la Orden de los Frailes Menores Franciscanos.

Durante su formación en la orden, Federico se destacó por su devoción y su deseo de vivir según los valores de San Francisco de Asís. Su amor por la pobreza, la humildad y la caridad lo definieron desde sus primeros años como franciscano, y fue rápidamente conocido por su dedicación a los más necesitados. Federico fue ordenado sacerdote en 1870, y comenzó su misión como predicador en varias ciudades de Francia, donde sus sermones sobre la sencillez y el amor al prójimo resonaron profundamente entre los fieles.

Misiones en Tierra Santa

Uno de los aspectos más notables de la vida de San Federico Jansoone fue su misión en Tierra Santa, donde fue enviado por sus superiores franciscanos. En 1876, Federico llegó a Jerusalén, donde trabajó durante muchos años en la custodia de los Santos Lugares. Su labor en Tierra Santa fue significativa, ya que fomentó la devoción a los lugares sagrados entre los peregrinos, organizando visitas y brindando asistencia espiritual a quienes acudían a visitar los sitios donde vivió Jesús.

Durante su tiempo en Tierra Santa, San Federico desarrolló una gran devoción por los misterios de la Pasión de Cristo, que transmitió con pasión a los peregrinos. Además de guiar a los visitantes, también se dedicó a la restauración y conservación de los Santos Lugares, asegurando que se preservaran para futuras generaciones. Su servicio en Jerusalén no solo fortaleció su fe, sino que también lo preparó para la misión que más tarde realizaría en Canadá.

Misión en Canadá y Promoción del Santo Rosario

En 1881, Federico fue enviado a Canadá, donde pasó el resto de su vida en servicio a la Iglesia y a la comunidad franciscana. Se estableció en la provincia de Quebec, donde se dedicó a la promoción del Santo Rosario y de la devoción a la Virgen María. Su llegada coincidió con un período de crecimiento espiritual en la región, y Federico se convirtió en una figura central para los católicos canadienses.

Uno de sus principales logros en Canadá fue la construcción de la basílica de Nuestra Señora de Cap-de-la-Madeleine, un importante centro de peregrinación mariana. Federico trabajó incansablemente para fomentar la devoción a la Virgen en esta región, organizando rosarios, misiones y eventos religiosos que atrajeron a miles de fieles. Su amor por la Virgen María y su dedicación a la oración del Rosario lo convirtieron en un defensor infatigable de la fe mariana en Canadá.

Obras de Caridad y Servicio a los Pobres

Además de su labor espiritual, San Federico Jansoone se destacó por su caridad y servicio a los más necesitados. A menudo se lo veía visitando a los enfermos y ofreciendo ayuda a los pobres, sin importar las dificultades que esto le ocasionara. Vivía de manera sencilla, compartiendo sus bienes con los demás y siguiendo los principios de San Francisco de Asís, quien enseñaba a ver a Cristo en los pobres.

Se cuenta que Federico tenía una especial habilidad para consolar a los que sufrían, tanto física como espiritualmente. Muchos acudían a él en busca de consejo y consuelo, y su presencia brindaba paz y esperanza a quienes pasaban por momentos difíciles. San Federico nunca dejó de ofrecer apoyo a los marginados y desamparados, viéndolos como hermanos en Cristo y tratándolos con compasión y respeto.

Milagros y Curaciones

Durante su vida, se le atribuyeron numerosos milagros y curaciones a San Federico Jansoone, lo que aumentó su fama como hombre santo. Se dice que en varias ocasiones, a través de su intercesión, personas gravemente enfermas lograron sanar, y muchos de los que recibieron su bendición experimentaron una mejora en su salud y bienestar.

Uno de los milagros más conocidos ocurrió cuando un niño que sufría de una enfermedad incurable fue llevado a él. Federico rezó por el niño, y al poco tiempo, este recuperó la salud de manera inexplicable. Estos eventos milagrosos contribuyeron a fortalecer la devoción hacia él, tanto en vida como después de su muerte.

Muerte y Legado

San Federico Jansoone falleció el 4 de agosto de 1916, dejando un legado de fe y caridad que continúa siendo una fuente de inspiración para los fieles en Canadá y alrededor del mundo. Su vida ejemplar de humildad y dedicación a los más necesitados le ha ganado un lugar especial en la historia de la Iglesia. Fue beatificado en 1988 y canonizado en 2003, un reconocimiento a su vida de servicio y amor al prójimo.

La basílica de Nuestra Señora de Cap-de-la-Madeleine sigue siendo un centro de devoción mariana y un lugar de peregrinación, donde la gente acude para rezar y recordar la vida y el ejemplo de San Federico.

Santoral del 19 de Noviembre:


Última actualización:

San Federico Jansoone. Imagen de Björn Habel en Pixabay


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