En la vasta historia del cristianismo, existen figuras cuya devoción y compromiso con la fe han dejado una huella indeleble en la Iglesia. Uno de estos santos es San Erasto, cuyo recuerdo celebramos cada 26 de agosto. Aunque no es tan conocido como otros santos, su vida es un testimonio de fe, servicio y dedicación a la obra de Dios.
Un Servidor Fiel
San Erasto fue un discípulo y colaborador cercano del apóstol San Pablo. La Biblia menciona a Erasto en varias ocasiones, lo cual nos da un atisbo de su importante papel en la expansión del cristianismo primitivo.
En la Carta a los Romanos (Romanos 16:23), San Pablo menciona a Erasto como «el tesorero de la ciudad», lo que indica que tenía una posición de influencia y responsabilidad en Corinto. Esto sugiere que, además de ser un ferviente cristiano, San Erasto también era un hombre de confianza y estatus social en su comunidad.
La Importancia de la Humildad
La posición de Erasto como tesorero de Corinto es significativa, ya que revela la humildad con la que servía a la comunidad cristiana. Aunque tenía un cargo de prestigio y poder, no dudó en poner sus habilidades y recursos al servicio de la Iglesia. Esta humildad y disposición a servir son cualidades que lo convierten en un ejemplo para todos los cristianos, recordándonos que el verdadero liderazgo se encuentra en el servicio desinteresado a los demás.
Colaborador en la Misión
El Nuevo Testamento también menciona a Erasto en relación con otros líderes de la Iglesia primitiva. En el Libro de los Hechos (Hechos 19:22), se dice que San Pablo envió a Erasto junto con Timoteo a Macedonia. Este pasaje nos muestra cómo Erasto no solo desempeñaba un papel administrativo, sino que también estaba involucrado activamente en la misión evangelizadora de la Iglesia.
Su colaboración con otros discípulos en la difusión del mensaje de Cristo es una manifestación de su dedicación y compromiso con la obra de Dios.
Un Ejemplo para los Fieles
San Erasto es un ejemplo para los católicos de cómo vivir una vida de fe en el mundo secular. Su posición como tesorero de Corinto demuestra que es posible ser una persona de influencia y, al mismo tiempo, un devoto seguidor de Cristo. Nos enseña que nuestra fe no debe ser limitada a los confines de la iglesia, sino que debe ser vivida en todos los aspectos de nuestra vida diaria, incluso en nuestros roles profesionales y sociales.
Lecciones de San Erasto para Hoy
En un mundo que a menudo valora el poder y el prestigio por encima de la humildad y el servicio, la vida de San Erasto nos recuerda la importancia de ser fieles a nuestros valores cristianos.
Su disposición a usar su posición para el bien de la comunidad es un recordatorio de que todos tenemos la capacidad de hacer una diferencia, independientemente de nuestras circunstancias o estatus. Nos invita a reflexionar sobre cómo podemos utilizar nuestras habilidades y recursos para servir a Dios y a nuestro prójimo.
Además, la colaboración de Erasto con San Pablo y otros discípulos subraya la importancia de trabajar en unidad con otros en la misión de la Iglesia. En un tiempo en el que la división y la discordia son comunes, el ejemplo de San Erasto nos llama a buscar la unidad y la cooperación en nuestras comunidades de fe.
La vida de San Erasto es un testimonio poderoso de lo que significa ser un siervo fiel de Cristo. A través de su humildad, servicio y dedicación a la obra de Dios, dejó un legado que continúa inspirando a los católicos de todo el mundo.
Al celebrar su memoria el 26 de agosto, estamos llamados a emular su ejemplo, viviendo nuestras vidas con una fe profunda y un compromiso sincero con el servicio a los demás. Que San Erasto interceda por nosotros, para que podamos seguir su camino de fe y dedicación en nuestro propio viaje espiritual.
En la festividad de San Erasto, recordemos que todos estamos llamados a ser colaboradores en la obra de Dios, utilizando nuestras habilidades y recursos para el bien común y para la gloria del Reino de los Cielos.
