Cada 26 de septiembre, la Iglesia recuerda a San Calistrato, un mártir que, aunque tal vez no tan conocido como otros santos, dejó una huella profunda en los primeros tiempos del cristianismo.
Un soldado convertido
San Calistrato vivió en el siglo III d.C. y fue un soldado del ejército romano. Pero más allá de servir a un imperio terrenal, él decidió enlistarse en el ejército de Cristo. Su conversión al cristianismo en un momento en que la fe estaba bajo persecución es testimonio de su valentía y devoción.
El milagro de su protección
Se relata que, al ser descubierto como cristiano, San Calistrato fue arrojado al mar con una piedra atada al cuello, un castigo común para aquellos que seguían la enseñanza de Jesús. Sin embargo, por la intervención divina, fue liberado de sus ataduras y regresó sano y salvo a la orilla, dejando a sus captores atónitos.
La comunidad de los Cuarenta Santos
San Calistrato no es recordado solo por su milagrosa supervivencia. También es conocido por haber fundado una comunidad de cristianos, que posteriormente se conoció como los «Cuarenta Santos«. Estos hombres compartían su fe y se apoyaban mutuamente en tiempos de persecución. El grupo fue un rayo de esperanza en un momento oscuro para la Iglesia.
Santoral: 26 de septiembre
La fecha del 26 de septiembre ha sido designada para conmemorar a San Calistrato y a los Cuarenta Santos que lideró. Es un día para recordar la fe y el sacrificio de aquellos que, a pesar de las adversidades, se mantuvieron firmes en su amor por Cristo y la Iglesia.
La vida de San Calistrato es un recordatorio de que incluso en medio de la persecución, la fe puede florecer. Su legado, y el de los Cuarenta Santos, nos inspira a mantenernos firmes en nuestras creencias, sin importar las circunstancias que enfrentemos. Al celebrar su día, honramos su memoria y pedimos su intercesión para fortalecer nuestra propia fe.
