En el vasto y enriquecedor santoral católico, hay nombres que resplandecen con una luz especial, y uno de esos es el de San Mauricio Agaunum. Celebrado el 22 de septiembre, su vida es un ejemplo de valentía, fe inquebrantable y amor a Dios. Vamos a adentrarnos en su historia y a descubrir el impacto que su vida ha tenido en el santoral de la Iglesia.
Una vida entregada a Dios
Nacido en el siglo III d.C., Mauricio era originario del norte de África. Sirvió como líder de la Legión Tebana, un grupo de soldados cristianos que sirvieron lealmente al Imperio Romano. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando, bajo el mandato del emperador Maximiano, la legión fue llamada para sofocar una rebelión en la región de Agauno (hoy Suiza).
Al llegar, se les ordenó hacer sacrificios a los dioses romanos y perseguir a los cristianos locales. Pero Mauricio, junto con sus compañeros, se negó. Recordando las palabras del Señor en las Escrituras, «No tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20:3), eligieron obedecer a Dios antes que a los hombres.
Como resultado de su desobediencia, la Legión Tebana fue diezmada repetidamente, pero su fe nunca flaqueó. Finalmente, Mauricio y todos sus compañeros fueron martirizados por su inquebrantable devoción a Cristo.
Milagros y testimonios de fe
A lo largo de los siglos, se han atribuido numerosos milagros a la intercesión de San Mauricio Agaunum. Uno de los más conocidos es la curación de un joven ciego en el siglo V, que recuperó la vista después de orar con fervor en la basílica erigida en honor al santo en Agauno. Este, y otros muchos milagros, son testimonio de la potente intercesión de San Mauricio ante el trono de Dios.
Beatificación y reconocimiento
Aunque el proceso formal de beatificación y canonización como lo conocemos hoy no existía en los primeros siglos de la Iglesia, la veneración de San Mauricio y sus compañeros martirizados se propagó rápidamente. Fueron considerados “Beati” (benditos) por la tradición popular y por aquellos que experimentaron milagros a través de su intercesión.
Con el tiempo, la Iglesia reconoció oficialmente su santidad, y desde entonces, ha ocupado un lugar especial en el santoral católico. La Basílica de San Mauricio en Agauno, erigida en el lugar de su martirio, ha sido un punto de peregrinación para los fieles durante siglos, y es un testimonio arquitectónico de la devoción que el santo ha inspirado.
El santoral de San Mauricio Agaunum
El 22 de septiembre, fecha en que se celebra a San Mauricio, la Iglesia recuerda el valiente testimonio de un hombre y sus compañeros que dieron su vida por Cristo. Su fiesta nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener nuestra fe, incluso frente a las adversidades más grandes, y a buscar siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Como dice San Pablo: «Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Fil 1:21). San Mauricio Agaunum y sus compañeros de la Legión Tebana vivieron y murieron por esta verdad, y su memoria sigue inspirando a innumerables cristianos en su camino de fe.
En esta fecha especial, nos unimos en oración, pidiendo la intercesión de San Mauricio Agaunum, para que, al igual que él, podamos ser fieles testigos del amor de Dios en el mundo.