El 5 de Julio, la Iglesia celebra con fervor el santoral de un pilar de la fe, San Atanasio de Athos. Este día no es solo un homenaje a su vida terrenal, sino una exaltación de sus virtudes y su incansable entrega al servicio de Dios y a la humanidad.
San Atanasio de Athos, nacido en la ciudad de Trebizonda en el año 920, fue un hombre cuya vida estuvo caracterizada por la búsqueda de la verdad espiritual y la devoción a Cristo. Desde su temprana infancia, Atanasio mostró una sed insaciable de conocimiento, guiado por la firme convicción de que el estudio y la oración eran el camino hacia la salvación.
A lo largo de su vida, su compromiso con el amor a Dios se reflejó en su total entrega a la oración y a la contemplación, dándose enteramente a la vida monástica. Se educó en Constantinopla, donde tuvo la oportunidad de estudiar diversas disciplinas que acrecentaron su sabiduría y su amor por Dios.
Obra de San Atanasio
El gran legado de San Atanasio es el Monasterio de la Gran Laura en el Monte Athos, el cual fundó alrededor del año 963. Este monasterio, que sigue en pie hoy en día, es un testimonio viviente de su gran fe y su incansable esfuerzo por crear un espacio de devoción y aprendizaje para todos aquellos que buscan acercarse a Dios.
Bajo la guía de Atanasio, la Gran Laura se convirtió en un faro de la vida monástica, atrayendo a monjes de todas las regiones que buscaban unirse a su misión de amor y servicio a Dios. Su regla, basada en la oración y el trabajo, sentó las bases de lo que sería conocido como la «Regla Athonita», un modelo a seguir para todos los monasterios ortodoxos.
Milagros de San Atanasio
San Atanasio de Athos no solo es conocido por su gran obra en el Monte Athos, sino también por los milagros que realizó en nombre de Cristo. Cuentan que durante la construcción del monasterio, un monje cayó desde una gran altura. Atanasio, profundamente afligido, oró con fervor y fe por la vida del monje, quien, para asombro de todos, se levantó ileso.
Beatificación y santidad
La vida y obra de San Atanasio no pasaron desapercibidas para la Iglesia. En reconocimiento a su incansable servicio y a su profunda devoción a Dios, Atanasio fue beatificado después de su muerte en el año 1000. Su santidad fue reconocida por la Iglesia Ortodoxa, que le atribuye la fundación de la vida monástica coenobítica en el Monte Athos.
La canonización de San Atanasio nos recuerda la importancia de vivir una vida de fe, oración y servicio. Su ejemplo de santidad, demostrado a través de su amor a Dios y su dedicación a la vida monástica, continúa siendo una inspiración para todos aquellos que buscan acercarse a Dios.
Así, cada 5 de julio, celebramos no solo la vida y obra de este gran santo, sino que también nos recordamos a nosotros mismos la llamada a vivir de acuerdo a los principios cristianos de amor, fe y servicio a Dios y a la humanidad. Que la vida de San Atanasio de Athos sea una luz en nuestro camino hacia la santidad.
