El 1 de junio, en la Iglesia Católica, celebramos la festividad de San Aníbal María di Francia. Este día conmemora la vida de un sacerdote y religioso dedicado a la evangelización y a la atención de los más necesitados. Reflexionamos sobre su vida, sus enseñanzas y su generosidad hacia los pobres, y buscamos emular su amor y devoción por Cristo y la Iglesia.
Vida temprana y vocación religiosa
Aníbal María di Francia nació el 5 de julio de 1851 en Messina, Sicilia. Quedó huérfano a temprana edad y fue criado por su tía materna. La fe profunda de su familia le proporcionó una base sólida para su propia vida espiritual.
Desde temprana edad, Aníbal se sintió atraído por el sacerdocio y por la vida religiosa. Fue ordenado sacerdote en 1878 y desde entonces dedicó su vida a la oración y al servicio a los más necesitados.
Fundación de las congregaciones
San Aníbal fundó dos congregaciones religiosas: las Hijas del Divino Celo en 1887 y los Rogacionistas del Corazón de Jesús en 1897. Las dos congregaciones se dedicaban a la oración por las vocaciones y a la atención de los huérfanos y los pobres.
San Aníbal tenía un gran amor por el Evangelio de Mateo, en particular por el versículo «Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies». Inspirado por este versículo, dedicó su vida a orar por las vocaciones y a promover la importancia de la oración en la vida de los fieles.
Beatificación y Canonización
Después de una vida de servicio, San Aníbal María di Francia. murió el 1 de junio de 1927. Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1963 y canonizado por el Papa Juan Pablo II en 2004.
Hoy, San Aníbal María di Francia es recordado por su devoción a la oración, su amor por las vocaciones y su incansable servicio a los pobres. Su vida y su obra son un recordatorio del poder de la oración y de la importancia de vivir nuestra fe a través del servicio a los demás.
