Padre Damián, fue un hombre cuyo amor y devoción por los enfermos y marginados lo llevaron a ser conocido como un apóstol de los leprosos y, finalmente, a ser canonizado como santo por la Iglesia Católica. Celebramos su santo este 15 de abril.
Jozef De Veuster, más conocido como el Padre Damián, nació el 3 de enero de 1840 en Tremelo, Bélgica. Siendo el menor de siete hijos en una familia de granjeros, desde joven sintió el llamado al sacerdocio. A los 19 años, ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, donde adoptó el nombre de Damián en honor a San Damián, mártir de Siria.
Llamado a Hawái y misión en Molokai: En 1863, el Padre Damián viajó a Hawái para servir como misionero. Durante años, trabajó en diversas parroquias de las islas, pero en 1873, escuchó el llamado a servir en la colonia de leprosos en la isla de Molokai. A pesar de los riesgos para su propia salud, el Padre Damián se ofreció voluntariamente para ir allí y cuidar a los enfermos, siendo el primer sacerdote en hacerlo.
La vida en Molokai era extremadamente difícil. La lepra, una enfermedad estigmatizante y desfigurante, había llevado a los afectados a ser excluidos y confinados en condiciones deplorables. Sin embargo, el Padre Damián vio en ellos la humanidad y dignidad que todos merecen y trabajó incansablemente para mejorar sus vidas.
El Padre Damián no solo se dedicó a ofrecer consuelo espiritual, sino que también puso sus manos a la obra en la construcción de hogares, iglesias y hospitales para los leprosos. Organizó la comunidad, fomentó la educación y enseñó a los enfermos habilidades prácticas para que pudieran llevar una vida más digna.
Uno de sus proyectos más significativos fue la construcción de la iglesia de San Philomena en Kalaupapa, Molokai, que se convirtió en el centro espiritual y social de la comunidad. Bajo su liderazgo, la colonia experimentó una transformación, pasando de ser un lugar de desesperanza a un refugio de amor y comprensión.
El Padre Damián también abogó por una mejor atención médica y apoyo gubernamental para los leprosos, compartiendo su historia en cartas y conferencias alrededor del mundo. Esto llevó a un mayor reconocimiento y apoyo a la causa de los leprosos, tanto en Hawái como a nivel internacional.
En 1884, el Padre Damián fue diagnosticado con lepra, una noticia que lo entristeció, pero no disminuyó su compromiso. Continuó trabajando en Molokai hasta que su salud se deterioró gravemente. Falleció el 15 de abril de 1889, a los 49 años, habiendo dedicado 16 años de su vida al servicio de los leprosos de Molokai. Sus restos fueron enterrados en la iglesia de San Philomena, el mismo lugar donde había trabajado incansablemente para brindar esperanza y amor a los marginados.
El proceso de canonización del Padre Damián comenzó en 1938 y, después de años de investigación y análisis de milagros atribuidos a su intercesión, fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1995. El 11 de octubre de 2009, fue canonizado como santo por el papa Benedicto XVI, convirtiéndose en San Damián de Molokai.
Su fiesta se celebra el 15 de abril, día de su muerte, como un recordatorio del amor, la compasión y la dedicación que demostró a lo largo de su vida a aquellos que sufrían la terrible enfermedad de la lepra.
El legado del Padre Damián sigue vivo hoy en día a través de organizaciones y personas que trabajan para combatir la lepra y otras enfermedades, así como en aquellos que luchan por los derechos y la dignidad de los marginados en todo el mundo.
