Hoy se conmemora la memoria de San Simón Apóstol, reconocido alumno del Sagrado Jesús de Nazaret y fiel estudiante de las primeras doctrinas católicas, lo que es también conocido como el cristianismo primigenio, tratándose de las enseñanzas dadas por el hijo de Dios, difundidas con deber, respeto y completa dedicación por parte de los apóstoles. San Simón, es uno de los misioneros con mayor veneración en la religión católica.
San Simón ha sido admirado desde sus años de misionero en la tierra santa, cuando ofrecía su propia vida para proteger a su maestro, mostrando nobleza y humilde espíritu, convirtiéndose en el patrono oficial de los trabajadores humildes, los reparadores de piel y los encargados de preparar aserrín. Generalmente, el apóstol Simón es representado con atributos únicos y empuñando el serrucho, herramienta que simboliza la fuerza y precisión requerida para servir ante el Señor.
El origen de San Simón Apóstol
Nacido en la tierra árabe de Caná, pequeño pueblo de Galilea, Simón tuvo un origen humilde. Según algunos historiadores, el mismo se acercó en una ocasión hacia un árbol, pensando que había una pequeña ave en peligro y al ser tan bondadoso, fue natural que se aproximara a ayudarle, sin embargo, en el nido se encontraba una serpiente que le mordió, y en busca de ayuda fue guiado hacia Jesucristo, quien curaría al niño y le anunciaría su próxima vocación como discípulo.
Las teorías y señalamientos ante el servicio del apóstol
Simón se convertiría en un misionero fiel a la palabra del Señor. Apasionado por las maravillas que aprendía y emocionándose por el honor que le habían entregado, el apóstol recorre las tierras de Oriente Medio, difundiendo las enseñanzas y promesas para los cristianos fieles. Múltiples teorías señalan el final del apóstol como un mártir, cuya partida se dio en el año C. 65, siendo canonizado de manera global a través de su memoria bíblica.
