Hoy se conmemora la vida de San David Lewis, amado presbítero dedicado a la Orden servicial de la Compañía de Jesús, quien una vez convertido en sacerdote se dedicó a la divulgación de los Sagrados Sacramentos durante más de tres décadas, sirviéndole prioritariamente a los sin techo hasta que el reinado de Carlos II le tomó por sorpresa y cayó víctima de los martirios hacia los fieles católicos. El reconocimiento del santo lo llevo a convertirse en Patrono de los Galeses.
Conocido como el “padre de los pobres” y también de nombre Charles, llego al mundo en 1.616, en Reino Unido, siendo el hijo de un hombre protestante y una mujer religiosa, recibiendo de forma contraria a sus hermanos una educación sin toques católicos. Sin embargo, el Señor tendría en sus planes al joven David, al poner en su formación académica un llamado a la fe, quien se mostraría interesado en Francia, al momento de cumplir como tutor para el hijo de un conde.
La voluntad religiosa de San David Lewis
Encantado con las enseñanzas católicas, Lewis se prepara para aceptar esta religión en Paris, incluso medita por dos años en su tierra natal para convertirse en sacerdote para el año 1.642 con grandes esperanzas y realizando trabajos como misionero. El tiempo le da la razón al trabajar en una región “perdida”, el colegio San Francisco Javier donde recupera la fe de los pueblerinos, fortifica a los débiles y trabaja con los pobres.
El ataque contra la fe y la inesperada partida
Durante el año 1.678 estallo una serie de persecuciones contra todo practicante de la religión católica, siendo el Padre David uno de estos y al ser arrestado se le condeno inmediatamente a la horca, partiendo tras un conmovedor discurso en el año 1.679, siendo canonizado por Pablo VI en el año 1.970.