Hoy se conmemora la vida San Felipe Benizi, servidor del Señor convertido en un humilde religioso, quien practicaría la divulgación de la Sagrada Palabra al guiar su vida como un presbítero, acto que le otorga relevancia como superior para la Orden de Servitas. Nacido en el año 1.233 en la Toscana de Florencia, siendo un niño de buena cuna, sus estudios le guiaron para tomar una carrera en filosofía y posteriormente medicina en la Universidad hasta alcanzar el doctorado.
Con conocimiento e intereses religiosos, el ahora doctor Felipe se convirtió en sacerdote para el año 1.258 tras realizar pruebas como laico en la Orden Servita, incluso tomo la iniciativa para encargarse de numerosas tareas para la orden y demostrar su compromiso, dirigiendo conventos hasta ascender a prior, extendiendo a su preciada asociación por los territorios de Italia y Francia. El magnífico trabajo de San Felipe lo llevaría además a colaborar con una Orden Terciaria Femenina.
La humildad de San Felipe Benizi
Durante algunos debates para elegir al futuro sucesor de Clemente IV, numerosas fueron las personas que clamaban a San Felipe como indicado para el puesto, sin embargo, el santo creía no merecer tal honor por lo que toma algunas pertenencias y huye hacia una montaña lejana, ocultándose en una cueva para vivir en soledad temporal. El retiro del santo es breve al escuchar las prohibiciones para una orden servita, reclamando ante el papa Juan XXI.
El merecido reconocimiento
Las réplicas de San Felipe surtirían efecto y el sumo pontífice le daría la aprobación para continuar la Orden Servita, inspirado para predicar nuevamente la palabra del Señor en ciudades italianas, logrando conversiones y disolviendo conflictos bélicos. Finalmente, parte en el año 1.285 y con el paso de los años es canonizado por Clemente X en el año 1.671.