Hoy se conmemora la obra Beato Francisco Calvo Burillo, dedicado presbítero al servicio del Señor cuya obra le llevo finalmente a entregar su vida a causa de mantener su fe. Nacido en el año 1.881, en la villa de Hijar en España, tuvo una infancia bastante común hasta encontrarse con la decisión a los quince años de edad de tomar el camino religioso.
Ingresando en un pequeño Convento de San José, para el joven Francisco fue una experiencia conmovedora que le guía en su formación, estudiando posteriormente filosofía en diferentes conventos con el objetivo de convertirse en un sacerdote ejemplar. En el año 1.905 logra finalmente su objetivo, obteniendo el sacerdocio y también el título de licenciado en Barcelona, comenzando su jornada mediante la enseñanza en un colegio de Oviedo.
La magnífica labor educativa del Beato Francisco Calvo Burillo
Para el beato la educación le permitió destacar con facilidad hasta el año 1.912, ofreciéndose como uno de los voluntarios en la restauración de la pequeña provincia dominica en Aragón, participando de forma ejemplar y aportando sus múltiples conocimientos para mejorar la educación, las políticas gubernamentales e incluso participo en la mejora del ministerio sacerdotal. Para el padre también era muy importante la restauración de las almas, obrando como director espiritual.
El representante de la fidelidad y el amor al Señor
El padre termino siendo atrapado en la temporada de persecuciones contra los devotos, siendo encarcelado y lastimado, pronto el Señor le indicaría que su tiempo de partir estaba próximo y este se preparó adecuadamente despidiéndose de su anciana madre. El día de su partida fue memorable al mantener una postura firme y rezar su rosario hasta ser fusilado en el año 1.936, siendo canonizado por Juan Pablo II en el año 2.001