Hoy se conmemora la vida de la Beata Mercedes de Jesús Molina, reconocida por el esfuerzo que realizó para fundar una comunidad enfocada en el cuidado de los pobres y niños huérfanos, tomando bajo su techo a mujeres desesperanzadas, con el propósito de renovar su fe y dirigirlas a un camino de gracia y fe. Nacida en el año 1.828, en Ecuador, buscaría en su juventud la sabiduría del Señor.
Tras un fuerte encuentro con Dios, Mercedes evaluaría los aspectos de la vida ordinaria, concluyendo en la decisión de abandonar los placeres banales y entregar su vida al evangelio mostrando pasión por el amor al Señor y su eterna sabiduría, buscando una guía se inspiró en los pasos de la Beata Mariana de Jesús, dándole la idea de penitencia a través de la oración continúa, enamorándose de Cristo y su sacrificio con la humanidad.
La amorosa obra de la Beata Mercedes de Jesús Molina
El camino de la Beata se enfocaría en la disciplina del amor, convirtiéndose en madre y también maestra para un colegio de niñas huérfanas en la comunidad de Guayaquil, pronto el Señor la tomaría en otra ocupación, encargándose de obras misioneras para los indios de Gualaquiza. Retornando a su puesto como educadora para los niños abandonados de Cuenca, su experiencia la formaría para estar al frente de una nueva fundación.
La Congregación de la Beata y su legado
En el año 1.873, nace la Congregación de las religiosas a cargo de Mariana de Jesús, una formación con las bases del amor infundado de la Beata y la misión de ayudar a todo afligido. Milagrosa y santa por su conexión con el Señor, este le avisaría de su pronta partida en el año 1.883, siendo canonizada por Juan Pablo II en el año 1.985.
