Hoy se conmemora la obra de San Simeón de Siracusa, santidad recordada por su origen griego y el pasar gran parte de su vida y muerte encerrado en una torre. Nacido en Siracusa, ciudad de Sicilia, su formación educativa se daría en Constantinopla hasta llegar el momento de llegar a la adolescencia y tomando la decisión de tomar un viaje de peregrinaje hasta las tierras santas de Belén.
El santo tomaría la decisión de reflexionar constantemente a través de la soledad convirtiéndose en ermitaño durante años hasta convertirse en monje, ingresando en el monasterio del monte Sinaí, allí con permiso de sus superiores continua su camino aislado al vivir durante dos años en una cueva y realizando la transición seguidamente a una ermita cerca de su monasterio. San Simeón regresaría al monasterio para encontrarse con una misión que lo disgustaría.
El atormentado viaje de San Simeón de Siracusa
San Simeón fue solicitado para realizar un viaje hacia Normandía con el objetivo de recoger tributos realizados por el duque Ricardo II, lo cual era necesario para el monasterio que dependía de aquellas contribuciones por lo que a pesar de estar en contra, el santo accedió viajando en un barco que sufriría el ataque de piratas. Simeón de Siracusa se salvaría por poco, llegando a realizar una travesía fatigante solo para recibir la noticia del fallecimiento del duque Ricardo II.
La decisión definitiva y el torreón del santo
Con la pérdida del duque, su sucesor se negaba a pagar el tributo a San Simeón, por lo que este pierde el deseo de volver con las manos vacías al monasterio, pero es llamado por la vida aislada nuevamente por lo que decide vivir en una torre sus últimos años resistiendo males mientras crecía su fama y milagroso temple. El santo fallece en el año 1.035 y su legado es canonizado por Benedicto IX en el año 1.041.