San Epafrodito fue un obispo que vivió durante el tiempo de los Apóstoles, y es venerado como santo por la Iglesia Católica.
Los primeros apóstoles
El registro sobre la vida de San Epafrodito se encuentra en el libro de Filipenses del Nuevo Testamento, y se cree que nació en Filipos hacia principios del siglo I.
Era un misionero cristiano que conoció a San Pablo, y de hecho fue delegado por este apóstol para hacerse cargo de la iglesia de Filipo como obispo.
San Pablo Apóstol se refiere a San Epafrodito en su carta como uno de sus hermanos amados, y confiaba plenamente en él para llevar las riendas de esta comunidad cristiana.
Fue apuntado como el mensajero de San Pablo para la iglesia de Filipo, ya que el apóstol no pudo ir a visitarlos por haber sido víctima de una enfermedad y luego haber sido aprisionado.
Trabajar para servir a Dios
De manera que San Epafrodito fue establecido como ministro, y demostró desde su llegada ser un fiel servidor de la Iglesia, por eso fue recibido con mucha alegría por los fieles.
San Epafrodito pasó por varias circunstancias adversas para poder llegar a la comunidad de Filipo, incluso había estado al borde de la muerte, pero se recuperó e hizo el trabajo que fue enviado a hacer en este lugar que tanto necesitaba de la dirección de un servidor. Esto no le impidió llegar a esta ciudad para continuar la obra.
No se tiene más información acerca de la vida de este santo, aunque en el Martirologio se nombran algunos de sus pasos siguientes al haber sido obispo.
Se cree que luego fue nombrado Obispo de Terracina, en Italia, por orden de San Pedro Apóstol, y allí también predicó fielmente la Palabra de Dios, logrando que muchos se convirtieran al cristianismo.
