Santa Inés de Bohemia, conocida también como Santa Inés de Praga fue una princesa que decidió dedicar su vida a Dios y fundar una serie de edificaciones para los religiosos.
Princesa consagrada a Dios
Santa Inés nació hacia el año 1211 en Praga, siendo hija de Otakar I, el rey de Bohemia, y Constancia, la princesa de Hungría.
Cuando apenas tenía 8 años fue comprometida en matrimonio con Enrique VII, que tenía 10 años de edad y era hijo del rey del emperador del Sacro Imperio.
Debido a que era costumbre en la época, Santa Inés fue llevada al palacio donde estaba su futuro esposo para que entablaran una amistad y ella aprendiera todo sobre el reino.
Pero su compromiso fue anulado cuando Santa Inés tenía 14 años, por lo que regresó a su ciudad natal donde tomó la decisión de no involucrarse en compromisos políticos, sino en consagrar su vida a la oración.
Cambio de vida
Conoció a los franciscanos y quedó encantada con su estilo de vida. Se hizo de sus bienes y fundó el Hospital de San Francisco en Praga, un instituto y un monasterio.
Ingresó a la Orden de las Damas Pobres, conocidas como las clarisas franciscanas, y decidió dejar todo lo que tenía para vivir su vida de monja.
Estuvo al servicio de los enfermos y mendigos demostrándoles el amor de Dios, y también se dedicaba a la cocina. Fue nombrada la abadesa del Monasterio de Praga, pero aún así continuó al servicio de los demás.
Sus últimos años los pasó en el claustro dedicándose a dirigir a los religiosos que estaban allí. Murió el 2 de marzo de 1282 luego de haber dedicado su vida a labores nobles.
Santa Inés fue beatificada por el Papa Pío IX hacia el año 1874, y posteriormente canonizada por el Papa Juan Pablo II el 12 de noviembre de 1989.