San Claudio de la Colombiére fue un religioso jesuita que vivió durante el siglo XVII y es conocido por sus numerosos escritos.
Un joven estudioso
San Claudio de la Colombiére nació en Saint-Symphorien-d’Ozon, una comuna francesa, hacia el año 1641 en una familia piadosa y que tenía muy buenas relaciones con los demás.
Ingresó a la Compañía de Jesús en el año 1659, cuando tenía unos 18 años, donde hizo el noviciado. Dos años después, continuó sus estudios de filosofía en Aviñón, y posteriormente se dedicó a trabajar como profesor de humanidades y gramática durante un periodo de 5 años.
Fue ordenado sacerdote, y en el año 1674 es nombrado superior del colegio que estaba ubicado en Paray le Monial, cuando apenas tenía 33 años, por lo que era un inmenso honor para él.
Otra de sus buenas obras es que mantuvo una buena relación con Santa Margarita María Alacoque, y era su guía espiritual.
Vivir para predicar la Palabra
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Una de sus misiones fue ser enviado a predicar a Inglaterra, y estuvo al servicio de la futura reina. Allí ejerció una gran obra de apostolado, y logró convertir a muchas personas. Era un hombre que daba ejemplo de humildad y paciencia en todo lo que hacía.
Sin embargo, su salud se deterioró gravemente, padeciendo de problemas respiratorios que le afectaban su trabajo como predicador.
Poco tiempo después, es arrestado y acusado de conspirar contra el rey Carlos II, por causa de una difamación. Como San Claudio tenía una buena relación con la duquesa, fue liberado, pero condenado al destierro.
Dedicó sus últimos años a enseñarle a los jóvenes jesuítas sobre espiritualidad, y era un guía para muchos de ellos. Murió el 15 de febrero de 1682 en Paray le Monial, en Francia.
San Claudio de la Colombiére fue beatificado por el Papa Pío XI el 16 de junio de 1929, y canonizado por el Papa Juan Pablo II el 31 de mayo de 1992.