San Marcelo I fue el papa N° 30 de la Iglesia Católica y es venerado como santo, cuya festividad se celebra el 16 de enero.
Pontificado
San Marcelo I nació hacia el siglo III en Roma, y fue elegido como Papa después de cuatro años de la muerte del Papa Marcelino por causa de la persecución del emperador Diocleciano.
De manera que se convirtió en el trigésimo Papa de la Iglesia, y se caracterizó por haberle hecho frente a la crisis que dejó dicha persecución entre la comunidad cristiana.
Los cristianos que por miedo a la persecución de Diocleciano, que fue entre los años 303 y 305, habían apostatado de su fe o habían abandonado las prácticas religiosas, tuvieron el deseo de regresar a la Iglesia, y esto generó un problema en la Iglesia.
Durante su pontificado realizó numerosas obras dedicadas a restaurar los templos que fueron destruidos en la persecución. Además, también dividió a Roma en varios sectores donde estaba un párroco o presbítero al frente de ellos. Era un hombre muy enérgico, y dedicado al servicio de la fe.
Crisis en la Iglesia
San Marcelo decretó que todos los que deseaban volver a la fe debían hacer penitencia por causa de haber apostatado.
Sin embargo, había algunos que estaban en contra de esta decisión, y lograron que San Marcelo fuera desterrado por el emperador Majencio.
De manera que San Marcelo se hospedó en casa de una laica de nombre Marcela, que era muy piadosa y temerosa de Dios. Desde allí, San Marcelo continuó dirigiendo a los cristianos en la fe. Pero el emperador se enteró de esto, y lo obligó a realizar trabajos forzosos.
San Marcelo murió en el exilio, el 16 de enero de 309. Su cuerpo fue llevado a Roma, donde fue sepultado en el cementerio de Priscila, y fue sucedido por Eusebio.