San Silvestre fue un Papa de la Iglesia Católica que es venerado como santo y cuya festividad se celebra el 31 de diciembre.
El obispo
San Silvestre nació en Roma en el año 270, y no se tiene mucha información al respecto, ya que solo se sabe que su padre se llamó Rufino.
Fue nombrado Obispo de Roma el 31 de enero de 314 siendo el sucesor de San Melquíades, y esto ocurrió un año después de que se firmara el Edicto de Milán, que le daba libertad a los cristianos de profesar su fe.
El obispado de San Silvestre fue paralelo al gobierno del emperador Constantino, y fue quien convocó al Concilio de Nicea I, el primer concilio ecuménico de la historia, celebrado en el año 325.
La relación entre Constantino y San Silvestre se caracterizaba por una buena armonía, y de hecho, el emperador dio sus aprobaciones y apoyo económico para la construcción de edificios eclesiásticos.
Obras
Entre las basílicas que hizo construir San Silvestre está la de San Pablo en la vía Ostiense, una en honor a San Juan, la de la Santa Cruz de Jerusalén y la basílica en honor a San Pedro sobre la colina Vaticana.
El emperador además le cedió el antiguo palacio de Letrán y la basílica adjunta, que es considerado como la Catedral de Roma.
San Silvestre fue el primer Papa en ceñir la triple corona pontificia, conocida también como la tiara. Se le atribuye también el haber instituido el domingo de manera oficial como el Día del Señor.
El obispado de San Silvestre se caracterizó por ser muy tranquilo, y es conocido por ser el primer Papa que no murió martirizado.
Murió el 31 de diciembre del año 335 en Roma, y su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Priscila, donde posteriormente se erigió una Iglesia consagrada a su nombre.