Santa Genoveva de París fue una virgen francesa que vivió durante el siglo V y es venerada como santa por la Iglesia Católica.
Una familia pequeña
Genoveva nació entre el año 419 y 423 en Nanterre, que era una pequeña aldea que quedaba muy cerca de París. Su padre era dueño de una casa de campo donde tenía un rebaño de ovejas, y su madre se encargaba de hilar la lana que provenía de las ovejas.
Su padre le asignó apacentar al rebaño cuando tuvo la edad suficiente, así que la joven se hacía cargo de esta labor.
Desde muy pequeña escuchó y se maravilló con los relatos de los santos que le contaban sus padres, así que tomó la decisión de consagrar su vida a Dios.
Durante un sermón del venerable obispo San Germán que le dio a la comunidad, la llamó al frente y le dijo que dedicara su vida al Señor y a servir al prójimo porque gracias a ella muchos infieles y pecadores serían encaminados.
Consagración
Cuando Santa Genoveva cumplió los quince años fue a París para consagrarse a la comunidad religiosa, pero al no haber conventos, se dispuso a llevar su vida religiosa en casa.
Luego de la muerte de sus padres, repartió su herencia a los pobres y se fue a vivir a París, a casa de su madrina.
Cuando tenía 28 años oyó que Atila el rey de los Hunos se aproximaba a París, y le dijo a los ciudadanos que no tuvieran miedo, que rezaran a Dios para que los librara y así sucedió.
Fundó el primer convento femenino de París, junto a otras jóvenes, y se convirtió en una gran influencia, demostrando una gran fe y devoción.
Santa Genoveva de París fue canonizada por los votos del pueblo de París, y su festividad se celebra cada 3 de enero. Es considerada como la patrona de la ciudad de París.
