San Eloy, también conocido como San Eligio o Saint Éloi, fue un Obispo francés conocido por ser el patrono de orfebres, herreros, joyeros y metalúrgicos. Su festividad se celebra el 1 de diciembre.
Un artífice de los metales
Eloy nació en el año 588 en Lemosín, una antigua región metropolitana de Francia en un matrimonio de padres galorromanos y desde muy pequeño pareciera haber demostrado estar bajo el signo de la predilección divina.
Fue un joven muy inteligente y habilidoso con sus manos, por lo que fue aprendiz de platero hasta llegar a convertirse en orfebre.
Adquirió tanta destreza en su profesión que el rey Clotario II lo tuvo en la corte como monetario y posteriormente fue tesorero de Dagoberto I.
San Eloy demostró que era un buen trabajador con su arte, pero también demostró que tenía una personalidad honrada, de espíritu recto, piadoso, y coherente.
Por este motivo fue enviado por el rey Dagoberto I a una misión diplomática en Bretaña. Al haber tenido éxito, fue escogido como el consejero de la Corona.
Vida pastoral
Al morir el Obispo de Noyon, el pueblo quiso que Eloy desempeñara este cargo, al conocer de su sensibilidad y de ser un cristiano genuino.
De manera que fue ordenado sacerdote y posteriormente consagrado Obispo y se dedicó a la misión pastoral con mucho empeño.
Entre sus labores destacaron sus visitas pastorales frecuentes, su diligencia con respecto al trato con los sacerdotes y tuvo una gran disciplina por extender el Evangelio para combatir la idolatría pagana y los vicios.
Es recordado principalmente por haber contribuido con la extinción de creencias provenientes de la cultura del Mediterráneo al haber prohibido la veneración de deidades paganas.
San Eloy ejerció por 19 años su obispado, hasta que murió en Noyon el 1 de diciembre del año 660. Su vida fue relatada por su discípulo San Audoeno.