Santa Rosa Filipina Duchesne fue una religiosa francesa que dedicó su vida al servicio y educación de los más débiles.
Juventud consagrada
Rosa Filipina Duchesne nació en Grenoble, una ciudad ubicada al sureste de Francia, el 29 de agosto de 1769. Su educación fue con las religiosas de la Visitación, y a la edad de 12 años le manifestó a sus padres que quería hacerse religiosa.
Sin embargo, sus padres se opusieron a la idea y la sacaron del colegio para que estudiara con un tutor particular.
Pero esto no la detuvo, ya que a los 17 años rechazó una propuesta de matrimonio, y a los 18 ingresó en un convento sin contar con la aprobación de sus padres.
En 1791 cuando estalló la guerra las Visitandinas tuvieron que dispersarse y Rosa Filipina regresó a vivir con sus padres. Se mantuvo fiel a sus convicciones e ideal religioso y ayudó a los prisioneros, pobres y heridos.
Educadora
Se unió a las Religiosas del Sagrado Corazón en 1801, y después de un breve período de noviciado pronunció finalmente sus votos religiosos en 1805.
Se dedicó a la enseñanza, que era el principal objetivo de la congregación, pero en su corazón siempre tuvo el deseo de ser misionera.
El Obispo de Luisiana visitó Francia y solicitó religiosas para trabajar en la educación de las niñas y de los indígenas en Estados Unidos, y Santa Rosa Filipina fue elegida para esa misión.
Abrió la primera escuela gratuita en 1820, en el oeste de Mississippi, y ya para 1828 había fundado seis escuelas más, donde trabajó y sirvió fielmente.
A los 72 años se dirigió a un poblado indígena en Kansas donde fue muy activa en la oración y en el servicio, pero por su salud deteriorada murió un año después, el 18 de noviembre de 1952 en Misuri.
Santa Rosa Filipina Duchesne fue beatificada el 12 de mayo de 1940 por el Papa Pío XII, y posteriormente fue canonizada por el Papa Juan Pablo II el 3 de julio de 1988.