San Ignacio de Antioquía es considerado como uno de los padres de la Iglesia, específicamente uno de los padres apostólicos por haber vivido durante el tiempo de los apóstoles.
Las cartas
Se desconoce la fecha y el lugar de nacimiento de San Ignacio de Antioquía, así como tampoco hay información con respecto a su familia ni a su conversión al cristianismo.
De lo que si se tiene constancia es de las cartas que escribió en el transcurso de unas pocas semanas, cuando fue cautivo por profesar el cristianismo en los tiempos del emperador Trajano (98-117), que era algo penado a muerte.
En sus cartas se puede deducir que era un obispo en la ciudad de Antioquía en Siria, y se sabe que fue designado como sucesor de Evodio por los apóstoles Pedro y Pablo.
San Ignacio de Antioquía escribió siete cartas, dirigidas cada una a las Iglesias de Asia Menor donde les pedía que mantuvieran la unidad como congregación y que se resistieran a las doctrinas extrañas que querían contaminar a la iglesia.
Era conocido también por ser un defensor de la iglesia contra las herejías, y exhortaba a los cristianos a dar la vida por Cristo y a mantenerse firmes.
Enviado a Roma
San Ignacio de Antioquía fue detenido aproximadamente en el siglo II y llevado a Roma para ser ejecutado, al igual que le sucedió a muchos mártires de la iglesia.
Durante su camino a ser ejecutado escribió sus cartas, y a pesar de que sabía que iba a ser martirizado por ser cristiano, iba con gozo y con fe porque sabía que luego de su muerte vería a Jesús y lo abrazaría por la eternidad.
No hay una fecha exacta para la muerte de San Ignacio de Antioquía, pero se cree que pudo haber sucedido el 20 de diciembre del año 107.
